ABRAHAM

Leyendo con atención la Biblia, nos podemos encontrar con algunas situaciones tan extraordinarias, que además de sorpresa causan admiración.

Menciono esto pensando en nuestro padre Abraham. En realidad cuando Jehová lo llamó para que lo sirviera no se llamaba así, su nombre era Abram.

Así se lo conocía en la ciudad caldea de Ur, donde vivía y donde se había casado con Sarai. La expresión conocía, es correcta porque socialmente era un hombre reconocido, de bienes personales y con una vida establecida.

Pero a los 75 años Jehová interviene poderosamente en ese mundo del que seguramente disfrutaba. No solamente recibió el mandato de dejarlo todo, sino que fue enviado a una tierra que le sería mostrada.

Cuántos de nosotros hubiéramos obedecido un mandato semejante?

Si me hiciera la pregunta, comienzan mis dudas.

Lo hubiera aceptado?

Me marcharía dejando buena parte de mis bienes para ir a un lugar que ni siquiera conocía su nombre ni en qué lugar estaba?

Que hubiera hecho en lugar de Abram?

Lo concreto es que el Eterno le anunció lo que significaría en la vida de millones de personas: Sería una bendición y a través de él una nación grande.

Es evidente que esta situación es irrepetible, lo que agranda aún más la magnitud de la obediencia del caldeo.

Pero, como sería padre de naciones si no había tenido hijos con Sarai y los dos eran ancianos?

Ni siquiera esta sencilla pregunta lo detuvo en la certeza de que debía cumplir con lo que se le había mandado.

Debemos ser como Abram o Abraham!

Nuestra obediencia debe ser superior a todas nuestras dudas!

Génesis 12:1-3

PT Ora, o Senhor disse a Abrão: Sai-te da tua terra, e da tua parentela, e da casa de teu pai, para a terra que eu te mostrarei. E far-te-ei uma grande nação, e abençoar-te-ei, e engrandecerei o teu nome, e tu serás uma bênção. E abençoarei os que te abençoarem e amaldiçoarei os que te amaldiçoarem; e em ti serão benditas todas as famílias da terra.

ES – Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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