MIEDO a los espíritus de los muertos

PERSONAL

Una de las características de esta celebración de los celtas, era que resultaba conveniente disfrazarse para confundirse con los malos espíritus que se mezclaban con los vivos.

En el solsticio del otoño, cuando se daban por terminadas las cosechas en Irlanda y comenzaba un nuevo año céltico, esta práctica de confundirse con los malos espíritus, generó varias situaciones.

Una era la de los disfraces y otra la de realizar banquetes en las tumbas de los muertos familiares, como otra forma de confundirse con los espíritus que esa noche se consideraba estaban liberados para deambular entre los vivos.

La iglesia católica quiso “cristianizar” este evento y creó el día de todos los santos, que se celebra el primero de Noviembre.

En realidad Halloween, puede interpretarse como la noche de brujas o la noche de la víspera de los difuntos. La Palabra de Dios nos enseña que no debemos de tener tratos con los muertos ni mucho menos intentar comunicarnos con ellos.

La participación de los niños en Halloween, debe ser un llamado de atención para los padres y preocuparse para que en ningún caso los hijos participen de lo que se “celebra” en este día.

Diego Acosta

ALERTA: NO CELEBRAR HALLOWEEN

PERSONAL

La sociedad presiona para participar de una supuesta fiesta o celebración, que nada tiene ni de lo uno ni de lo otro.

Halloween es la contracción de All Hallow´s Eve que se puede interpretar Víspera de Todos los Santos o también como Noche de Brujas, una fiesta de origen pagano que se celebraba los 31 de Octubre.

Su origen se remonta a unos 3000 años de antiguedad, cuando en Irlanda se iniciaba el nuevo año celta y era el día en que comenzaba el solsticio del otoño.

La singularidad de este día era que las personas creían que en esa jornada el espíritu de los muertos podían hacerse presentes entre los vivos y por tanto se podía hablar con ellos.

La cuestión es: Podemos celebrar algo como esto?

Que nos manda la Palabra de Dios?

Deuteronomio 18:10-12

10 No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero,

11 ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos.

12 Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti.

Estamos advertidos: es responsabilidad de los padres que sus hijos no participen de esta supuesta fiesta cargada de malignidad y contraria a las normas del Eterno.

Diego Acosta