EL JOVEN DIEGO

BLOG DEL TIEMPO

Conocí a Maradona en el año 1983 en Barcelona, pues se me había encomendado que opinara sobre un proyecto, que resultó tan atractivo como irrealizable.

Cuando le confirmé los datos él me agradeció con desilusión, pero tenía la mirada alegre de un joven que comenzaba a mirar la gloria. Fue un poco tiempo antes que un miserable le destrozara un tobillo.

Lo volví a ver varios años después, pero sin poderlo saludar y pude apreciar que su mirada era la de un hombre que miraba la gloria cara a cara, pero sus ojos transmitían dureza y tristeza.

Lo que me hizo reflexionar acerca de lo que nos ocurre a los humanos cuando ansiamos, deseamos o buscamos la gloria que conceden otros hombres.

Siempre tendrá la dimensión pequeña que todos tenemos, por eso precisa de la desmesura, la grandilocuencia o la exageración. Olvidando lo que la Biblia nos advierte acerca de hacernos dioses, que como todos los dioses humanos son falibles y también perecederos.

El Único Dios verdadero, el Dios de Israel, está infinitamente por encima de cualquier dios humano, por ser Eterno y Todopoderoso. Con esta certeza me recuerdo del joven Diego, con su mirada alegre, tan distinta de cuándo conoció la gloria de los hombres.

Diego Acosta

GLORIA…!

En la visión que recibió el profeta Ezequiel, la primera que se refleja en su Libro, se hace especial mención a una cuestión fundamental: La Gloria de Jehová.

Si nos detenemos en este momento tan impresionante de la visión, advertiremos que nada hay más trascendente para el Eterno, que su propia Gloria.

De allí que debemos comprender como ÉL no comparte ni su Poder, ni su Gloria, ni su Honra con nadie.

Por la sencilla razón que no existe nadie con la condición de Eterno y con la condición de haber sido el Creador del concepto de Tiempo.

Tengamos especial cuidado con la Majestad de Dios!

Nunca provoquemos que su mirada nos alcance, con otro sentido que el de su Misericordia y el de su Amor!

Ezequiel 1:27-28

ESY vi apariencia como de bronce refulgente, como apariencia de fuego dentro de ella en derredor, desde el aspecto de sus lomos para arriba; y desde sus lomos para abajo, vi que parecía como fuego, y que tenía resplandor alrededor.

Como parece el arco iris que está en las nubes el día que llueve, así era el parecer del resplandor alrededor. Esta fue la visión de la semejanza de la gloria de Jehová. Y cuando yo la vi, me postré sobre mi rostro, y oí la voz de uno que hablaba.

PTE vi como a cor de âmbar, como o aspecto do fogo pelo interior dele, desde a semelhança dos seus lombos e daí para cima; e, desde a semelhança dos seus lombos e daí para baixo, vi como a semelhança de fogo e um resplendor ao redor dele.

Como o aspecto do arco que aparece na nuvem no dia da chuva, assim era o aspecto do resplendor em redor. Este era o aspecto da semelhança da glória do Senhor; e, vendo isso, caí sobre o meu rosto e ouvi a voz de quem falava.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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