ENSEÑAR LO BUENO
Es responsabilidad indeclinable de los padres
enseñar lo bueno a sus hijos,
primero en el hogar
y luego en la Congregación.
Esta responsabilidad nos será demandada en el Juicio.
Diego Acosta – MENSAJE
Es responsabilidad indeclinable de los padres
enseñar lo bueno a sus hijos,
primero en el hogar
y luego en la Congregación.
Esta responsabilidad nos será demandada en el Juicio.
Diego Acosta – MENSAJE
Oremos por la institución que Dios creó!
Oremos por la unión entre un hombre y una mujer!
Oremos por la mejor relación de los seres humanos!
Oremos por los hijos nacidos del matrimonio!
Oremos por la defensa de la familia!
Oremos por la armonía en los hogares!
ANTIVIRUS
Donde pueden estar seguros nuestros hijos?
Este es uno de los grandes interrogantes de nuestro tiempo, ante la evidencia que ni que ni aún en instituciones, los menores están a salvo de agresiones sexuales.
Que debemos hacer?
Es evidente que no basta con denunciar, sino actuar con decisión ante la menor sospecha relacionada con un caso de pederastia.
Esto significa que además de las denuncias, la actitud debe ser la de avanzar con acciones legales para que se castigue penalmente a los culpables.
En el plano estrictamente familiar, los padres debemos ser severos en todo aquello vinculado con la vida de nuestros hijos.
Observar, indagar e incluso investigar cómo se desarrollan las actividades que tienen programadas, quienes son sus responsables y la garantía que nos brindan en cuanto a sus conductas.
No se trata de crear un clima de sospecha, se trata de ser realistas al máximo, porque es la única forma de salvaguardar a nuestros pequeños.
Y naturalmente, tener una perfecta relación con los hijos para que la de ella surja la confianza, como la que Dios ha establecido.
Existe un orden que debe ser respetado y una inexcusable obligación de educar a los hijos. Formando parte de esa educación, debemos incluir todo aquello que signifique anormalidades fuera del ámbito del hogar.
Esta es nuestra responsabilidad! Indeclinable!
Diego Acosta
Seguramente todos sabemos lo que significa buscar algo!
Pero seremos menos, los que sabemos lo que significa encontrar algo!
No es un juego de palabras, es mucho más que eso, Buscar es una cosa y encontrar otra!
La historia de la mujer que perdió, buscó y encontró un dracma, nos revela la importancia que tiene a no dar nada por perdido.
Y mucho menos rendirnos hasta encontrarlo!
Con esa misma intensidad debemos buscar a Jesús!
Si la mujer abandonó todo para buscar aquella moneda que se le había perdido, como no deberíamos abandonar todo para encontrar al Hijo del Hombre?
Pero que significa dejar todo?
Representa que tenemos que dejar de cumplir con nuestras obligaciones en el trabajo, en el hogar, los estudios o los compromisos que hayamos adquirido?
De ninguna manera!
Abandonar significa dejar de lado todo aquello que sobra en nuestra vida, todo aquello que nos aparta del Señor y que ocupa demasiado lugar en nuestro tiempo.
Si un día tomáramos la decisión de hacerlo, comprenderíamos mejor estas explicaciones y les daríamos el sentido que tienen.
Alguien diría que muy tarde, tomé la decisión de buscar a Jesús, abandonando todo lo que me sobraba o tal vez, abandonando la búsqueda de todo aquello que supuestamente me faltaba.
Pero así fue que con perseverancia no abandoné la búsqueda, que llegó cuando ya no era joven, pero sí en el tiempo de comprender lo maravilloso que había encontrado.
A veces pienso que en muchas ocasiones nos afanamos tratando de lograr aquello que no tiene ningún valor y por esa razón no lo encontramos.
Buscar a Jesús es lo más importante que podamos hacer!
Lucas:15:8-9
ES – ¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende la lámpara, y barre la casa, y busca con diligencia hasta encontrarla?
Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, diciendo: Gozaos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido.
PT – Ou qual a mulher que, tendo dez dracmas, se perder uma dracma, não acende a candeia, e varre a casa, e busca com diligência até a achar?
E, achando-a, convoca as amigas e vizinhas, dizendo: Alegrai-vos comigo, porque já achei a dracma perdida.
Diego Acosta / Neide Ferreira