En el Libro de Levítico se revela como fue mandado por Jehová, la presentación de ofrendas para la expiación de los pecados.
Un mandamiento que tuvo su término con la última gran Expiación, con el Supremo ofrecimiento realizado por la expiación de los pecados de todos los hombres.
Tan grande resultó el sacrificio de Jesús en la cruz, que invalidó un mandamiento que había sido dado a las generaciones anteriores de realizar ofrendas para que el supremo sacerdote las pusiera en el altar del Templo.
Esta revelación nos debería hacer reflexionar acerca de lo que representa Jesús en la historia de la Humanidad y de su trascendencia, a pesar de que fue negado, denostado y ajusticiado.
Si perdemos la perspectiva de todo lo que significa, nunca podremos comprender los mandatos recibidos de ÉL ni podremos utilizar el Poder que ÉL nos ha concedido para sanar enfermos y expulsar demonios.
Debemos recuperar el sentido verdadero de su Sacrificio, para que la expiación de nuestros pecados obre poderosamente en nuestras vidas y ante el Padre.
Levítico 5:5-7
ES – Cuando pecare en alguna de estas cosas, confesará aquello en que pecó,
y para su expiación traerá a Jehová por su pecado que cometió, una hembra de los rebaños, una cordera o una cabra como ofrenda de expiación; y el sacerdote le hará expiación por su pecado.
Y si no tuviere lo suficiente para un cordero, traerá a Jehová en expiación por su pecado que cometió, dos tórtolas o dos palominos, el uno para expiación, y el otro para holocausto.
PT – Será, pois, que, culpado sendo numa destas coisas, confessará aquilo em que pecou.
E a sua expiação trará ao Senhor, pelo seu pecado que pecou: uma fêmea de gado miúdo, uma cordeira ou uma cabrinha pelo pecado; assim, o sacerdote por ela fará expiação do seu pecado.
Mas, se a sua mão não alcançar o que bastar para gado miúdo, então, trará, em expiação da culpa que cometeu, ao Senhor, duas rolas ou dois pombinhos; um para expiação do pecado, e o outro para holocausto.
Diego Acosta / Neide Ferreira
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