QUÉ GLORIA…?
Como la historia se repite una y otra vez, según enseña Eclesiastés, también la cuestión de la gloria, es un tema que a lo largo del tiempo sigue vigente.
Cuando los judíos rechazaron a Jesús, tenían sus motivos para hacerlo, aunque estuvieran equivocados en sus apreciaciones.
Ellos pretendían que el Mesías que esperaban cumpliera con las expectativas que se habían imaginado, en torno a su condición.
Es decir: Ellos creían que el Hijo de Dios que descendería a la Tierra, tendría algunas características que eran muy diferentes de las que Jesús mostró en su Ministerio.
No vino como un rey libertador, sino como un humilde y manso siervo, a enseñar sobre el Reino y su Justicia y sobre el mandamiento del Amor.
Por estas razones Jesús los amonestó!
Y lo hizo en torno a una cuestión que en aquellos tiempos y hoy mismo, tiene importancia para muchos hombres.
Se trata de la gloria personal, para el cumplimiento de todo lo que demanda la vanidad y el afán de distinguirse sobre el resto.
El Hijo del Hombre les advierte, que ellos ya tienen todo eso, pues se concedían y nos concedemos la gloria los unos a los otros.
Pero en esa actitud, se olvidaron y nos olvidamos de buscar la única Gloria verdadera, que es la que proviene del Eterno.
La gloria humana es efímera como nuestra propia condición de mortales. La Gloria del Supremo es Eterna, como corresponde a su propia condición.
Pensemos en esto. No dejemos que los afanes humanos nos desvíen de lo único Verdadero!
ES – Juan 5:44 – ¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único?
PT – João 5:44 – Como podeis vós crer, recebendo honra uns dos outros e não buscando a honra que vem só de Deus?
Diego Acosta / Neide Ferreira