LOS DEBERES

DEVOCIONAL

Que agradable nos resulta leer en la Palabra de Dios, todas las promesas que están sobre nuestras vidas.

Y nos regocijamos una y otra vez recordando aquellos versículos que nos impulsan a acercarnos al Eterno, dando las gracias por tantas bendiciones.

Pero, y los deberes?

Nuestra actitud cambia por completo cuando en la Biblia, se nos recuerda que también tenemos obligaciones y que las bendiciones están relacionadas con el cumplimiento que tenemos de los Mandamientos establecidos por el Todopoderoso.

En nuestra vida cotidiana nos ocurre más o menos lo mismo, porque siempre estamos dispuestos a reclamar por todos nuestros derechos y también frecuentemente, nos olvidamos de aquello que nos obliga como miembros de la sociedad a la que pertenecemos.

Y en nuestra congregación repetimos lo mismo, reclamamos otra vez la defensa de nuestros derechos que tenemos por ser parte de la membresía, pero en cuánto se nos pide compromiso, reaccionamos malamente.

Es tiempo de obrar como personas mayores y responsables y abandonar actitudes que son más propias de niños.

1 Corintios 14:20
Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar,
sino sed niños en la malicia,
pero maduros en el modo de pensar.

Diego Acosta / Neide Ferreira 

HONRA A…

Por las expresivas palabras de una joven mujer, pude volver comprobar lo difícil que puede resultar cumplir con los Mandamientos del Eterno.

Me explicaba con dolorosos detalles los problemas que tenía con su madre y con la indiferencia de su padre para tratar de solucionarlos.

En estas situaciones los argumentos resultan muy poco convincentes, sobre todo cuando es el propio Dios el cuestionado.

Como es posible que deba honrar a mis padres si son una parte de la tragedia de mi vida?

Creo firmemente en la Obra del Espíritu Santo, que nos capacita y pone las palabras apropiadas en nuestra boca y en el momento preciso.

No intenté convencer a la joven ni tampoco utilicé ningún argumento con relación al Altísimo. Solamente le dije que si se nos había mandado a honrar a los padres, solamente por eso era una razón suficiente para hacerlo.

Sin condiciones ni tampoco tratando de justificar situaciones especiales. Los padres deben ser honrados siempre, aunque nos cueste lágrimas y sufrimiento.

Un día llegara que el Supremo hará Justicia y nos brindará el Consuelo que nos falta y cumplirá la promesa que nos alienta.

Deuteronomio 5:16

Honra a tu padre y a tu madre, como Jehová tu Dios te ha mandado, para que sean prolongados tus días, y para que te vaya bien sobre la tierra que Jehová tu Dios te da.

Deuteronômio 5:16

Honra a teu pai e a tua mãe, como o Senhor, teu Deus, te ordenou, para que se prolonguem os teus dias e para que te vá bem na terra que te dá o Senhor, teu Deus.

Diego Acosta / Neide Ferreira

EL PRINCIPIO

La grandilocuencia no es propia de la Biblia!

No es necesario exponer grandes argumentos, cuando se está hablando de las cosas relacionadas con Dios y sus Mandamientos.

Este concepto lo sintetiza magistralmente el autor de Eclesiastés, cuando nos formula una advertencia fundamental: Cuál es el principio de todo con relación al Eterno.

Si sabemos esto, podremos afrontar el Juicio con la serenidad de quién no es perfecto, pero ha buscado con pasión la perfección.

Temer a Dios es el principio de toda Sabiduría y ser fieles a lo que nos ha mandado, son las cuestiones básicas sobre las que se fundamenta nuestra vida cotidiana, en medio de los problemas o en la alegría.

Salomón, que se identifica como el Predicador, nos alienta y exhorta a vivir de acuerdo con un principio que nos hará caminar por el Camino, sin desviarnos a derecha ni a izquierda.

Tendremos tropiezos, caídas, sobresaltos y también angustias, pero siempre contaremos con la Misericordia del Señor que estará con nosotros hasta el final.

Eclesiastés 12:13-14

ES – El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.

Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.

PT – De tudo o que se tem ouvido, o fim é: Teme a Deus e guarda os seus mandamentos; porque este é o dever de todo homem.

Porque Deus há de trazer a juízo toda obra e até tudo o que está encoberto, quer seja bom, quer seja mau.

Diego Acosta / Neide Ferreira

www.septimomilenio.com