La BENDITA PIEDAD

La BENDITA PIEDAD

DEVOCIONAL 

En el vértigo en el que vivimos olvidamos las cuestiones esenciales. El tiempo no nos alcanza para nada, porque estamos atrapados en hacer lo que el mundo quiere de nosotros.

Hemos dejado de pensar por nosotros mismos y nos sumamos a las modas, los estilos, de enfrentar la vida, desde comer hasta vestirnos, desde sonreír a entristecernos.

Todo lo que hacemos está determinado por las trampas del mundo, que nos llevan a pensar que no hay nada más importante, que aquello que nos justifica ante la sociedad y aspiramos a su reconocimiento.

Así es como nos olvidamos o nos hacen olvidar de lo que Dios ha dispuesto como la mejor forma de vivir, que es precisamente la opuesta a todo lo que nos afana día tras día, pues solo hacemos méritos para que el mundo nos acepte.

A pesar de todo la Piedad de Dios se mantiene sobre nosotros, porque Él verdaderamente nos ama y porque somos importantes para ÉL porque nos ha elegido como sus Hijos, aunque lo neguemos con nuestros hechos.

Elevemos nuestra mirada hacia el Todopoderoso y dejemos de ser esclavos del mundo para vivir con su Piedad y con su Amor.

Jonás 4:11
¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales?
Diego Acosta / Neide Ferrreira

La Biblia 2 10

LA BIBLIA – 1 Timoteo 4: 6-16

Pablo exhorta a su joven discípulo a que persevere en la enseñanza y la doctrina.

Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido.

Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad;

porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera.

Palabra fiel es esta, y digna de ser recibida por todos.

10 Que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen.

11 Esto manda y enseña.

12 Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza.

13 Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza.

14 No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio.

15 Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos.

16 Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.

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