SOMOS RACISTAS…?

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Pareciera que el racismo fuera uno de los grandes problemas de nuestro tiempo y los hechos que lo demuestran se multiplican constantemente.

Esto es parcialmente cierto. El racismo es un problema de la sociedad mundana de esta época y también del pasado, como lo demuestran las referencias bíblicas.

El propio Jehová dejó su mensaje en el Libro de Levítico:
Como a un natural de vosotros tendréis al extranjero que more entre vosotros,
y lo amarás como a ti mismo;
porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto.
Yo Jehová vuestro Dios.

La necesidad de recordar este Mandato, queda reflejada en el pensamiento de hacer un acto de profunda sinceridad, con relación al racismo.

Quién puede afirmar que no es racista?

Ya no solamente hablando de las personas del mundo, sino de aquellos que nos llamamos hijos de Dios y por eso es vital hacer Memoria de lo que expresó Jehová.

Mal haríamos en sentirnos excluidos como parte del problema,  porque quién lo haga, estaría cayendo en un triple error: estaría intentando engañar al Eterno, al Prójimo y tan grave como eso, se estaría engañando a sí mismo.

Diego Acosta

Valentía Pública

CONSIGNA: SER PRUDENTES Y ESCUDRIÑAR

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En los graves sucesos registrados en Estados Unidos con el estallido de violencia, por la muerte de un ciudadano negro, surgieron muchas situaciones que son dignas de especial mención.

Entre ellas figuras los hombres y mujeres notorios, que salieron a evitar los desmanes que produjeron los manifestantes, una forma delictiva de aprovechar la grave situación.

También merecen ser destacados otros notables, especialmente del mundo del espectáculo, la política, la cultura, el deporte, que aún viviendo en otros continentes se sumaron al pronunciamiento en contra de la muerte del hombre negro.

Estas contribuciones en apoyo de los manifestantes y en apoyo también de lograr la normalidad, contrastan contra el silencio ominoso y oportunista de quienes seguramente por no empañar su supuesto prestigio permanecieron y permanecen en silencio.

Las sociedades se construyen con el apoyo de muchos y también con las mezquindades de algunos. Solo que quienes se ocultaron en las horas decisivas, no podrán reclamar la consideración y el respeto que otros se ganaron precisamente por lo contrario.

Pensar en el Prójimo es un Mandato de Jesús.

Diego Acosta

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