SOLO ACEPTAR

SOLO ACEPTAR

DEVOCIONAL

Una madrugada en la que no me sentía bien, pregunté al Señor que significaba sentirse bien o sentirse mal?
Y la respuesta que recibí no pudo ser más desconcertante.

Solamente aceptar…! lo que en la práctica interpreté que era obedecer Su Decisión, era de tener esas alternativas cambiantes de buenos y malos momentos, puesto que ninguno de ellos era de gravedad. Ni tan siquiera tenía el más mínimo dolor.

Varias horas después comencé a vislumbrar que lo que el Señor me había expresado, era que debía prepararme para una nueva forma de vivir, distinta de la anterior pero siempre bajo Su Autoridad.

Gradualmente fui entendiendo y recordando la importancia de la Obediencia porque es la que trae bendición a nuestra vida, a mí vida. El camino más seguro hacia la Bendición del Todopoderoso, comienza por la Obediencia.

De todo lo que ÉL dispone, lo que me gusta o lo que me disgusta, lo que me resulta agradable y lo que no me es placentero. Si lo acepto, entonces es verdad que habrá malos momentos, pero en ellos especialmente  tendré el Consuelo que nace en la Bendición.

Con todo esto se puede concluir que debemos vivir como el Eterno quiere y no como a nosotros nos gustaría. Porque en un caso estaremos bendecidos y en el otro, librados a los crueles vaivenes del mundo.

Deuteronomio 11:27
La bendición, si oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, que yo os prescribo hoy.
Diego Acosta / Neide Ferreira

TIEMPO PARA DIOS

TIEMPO PARA DIOS

DEVOCIONAL

Hay momentos fugaces que a pesar de su brevedad, son lo suficientemente concretos como para convertirse en un serio llamado de atención.

Mientras trataba de profundizar en unos versículos bíblicos, me sorprendí mirando casi de reojo el reloj. En el acto aparté la Biblia a un costado y me puse a pensar en lo que había ocurrido.

Por qué el simple gesto de mirar las manecillas de un reloj, me había perturbado al punto que no pude seguir leyendo la Palabra de Dios? No sé cuánto tiempo me llevó dedicarme a analizar lo ocurrido.

En realidad era pensar en lo que me había ocurrido, a título personal y sin ninguna clase de escapatoria o argumentos para tratar de justificarme. Y cuando comencé a percibir a donde me llevaban mis reflexiones me dió mucha vergüenza. 

Me había permitido la torpeza de tratar de medir el tiempo que le dedicaba al Señor, olvidando que ÉL está siempre conmigo, a cada instante, aún mientras duermo. Y el sentimiento de bochorno llenó por completo mi mente y mi corazón.

Un pequeño mortal pecador como yo, estaba valorando cuánto de mi tiempo le estaba dedicando al Todopoderoso, como si cualquier otra cosa que hiciera pudiera ser más importante.

Pedí perdón al Creador y humildemente volví a leer los versículos que sí resultaron más valiosos, que el tiempo que les podía haber dedicado.

Salmo 44:8
En Dios nos gloriaremos todo el tiempo, Y para siempre alabaremos tu nombre. Selah
Diego Acosta / Neide ferreira