JESÚS Y MATEO-2

GENEALOGÍA

Se ha comentado que este Evangelio originalmente fue denominado el Libro de la Genealogía, de Jesucristo.

Esto nos debe hacer reflexionar acerca de la singular importancia que tuvieron las genealogías en el pueblo judío, 1 Crónicas  9:1
Contado todo Israel por sus genealogías, fueron escritos en el libro de los reyes de Israel. Y los de Judá fueron transportados a Babilonia por su rebelión.
Las referencias a los ascendientes y descendientes de las familias, es constante, principalmente en el Pacto Antiguo o Antiguo Testamento. En el Nuevo Pacto o Pacto Antiguo, se mencionan las Genealogías en dos Evangelios: En el de Mateo y el de Lucas, los dos tienen propósitos diferentes y su redacción también es distinta.

El de Mateo comienza a partir de Abraham y termina llegar a Cristo y el Evangelio se inicia con esta vital referencia. Se considera la Genealogía de Mateo como la evidencia del linaje de David, a través de José.

En el de Lucas la Genealogía está documentada en el Capítulo 3 del versículo 23 al 38 y tiene la singularidad que se genera desde el inicio del Ministerio Terrenal de Jesús y se proyecta hacia el pasado culminando en Adán, hijo de Dios. Esta Genealogía es la que confirma el linaje de David a través de María.

Mateo 1:1 Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham.
Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos.
Judá engendró de Tamar a Fares y a Zara, Fares a Esrom, y Esrom a Aram.
Aram engendró a Aminadab, Aminadab a Naasón, y Naasón a Salmón.
Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y Obed a Isaí.  6 Isaí engendró al rey David, y el rey David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías.
Salomón engendró a Roboam, Roboam a Abías, y Abías a Asa.
Asa engendró a Josafat, Josafat a Joram, y Joram a Uzías.
Uzías engendró a Jotam, Jotam a Acaz, y Acaz a Ezequías.
10 Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amón, y Amón a Josías.
11 Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, en el tiempo de la deportación a Babilonia.
12 Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, y Salatiel a Zorobabel.
13 Zorobabel engendró a Abiud, Abiud a Eliaquim, y Eliaquim a Azor.
14 Azor engendró a Sadoc, Sadoc a Aquim, y Aquim a Eliud.
15 Eliud engendró a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob;
16 y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo. 17 De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce.

Las Genealogías tanto de Mateo como de Lucas, no son exhaustivas pero esta cuestión bien puede explicarse en la circunstancia, que el pueblo judío es el pueblo de la Memoria y que las menciones de las familias se transmitieron durante mucho tiempo de forma oral.

Diego Acosta

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CUANDO…?

DEVOCIONAL

En un tiempo complicado y difícil de mi vida, oraba todos los días para que ese camino por el desierto terminara y llegara algo nuevo, distinto, a lo que estaba ocurriendo.

Recordaré hasta el final, como durante casi tres años recibí la misma respuesta: Calla y espera…

Con los años comprendí el significado de esas dos palabras. El permanecer callado tenía mucho que ver con la obediencia y muy poco con la rebeldía. Simplemente era aceptar las cosas como estaban.

Y la espera estaba vinculada con esa actitud tan humana que es la ansiedad, el de tenerlo todo ya, ahora, en este momento. Puedo decir que mi ansiedad sufrió un severo tratamiento.

Todas las veces que dije… cuando, tuve la misma respuesta. Hasta que un día dejé de preguntar y entonces comenzaron a ocurrir cosas. Nada fue como yo esperaba y si eso hubiera sido posible, llegó un tiempo más difícil todavía.

Fue duro? Sí, y agradezco al Eterno por ello. Aprendí que el tiempo, era una cuestión que solo ÉL puede controlar!

Deuteronomio 11:14
Yo daré la lluvia de vuestra tierra a su tiempo,
la temprana y la tardía;
y recogerás tu grano, tu vino y tu aceite.

Deuteronômio 11:14
Então, darei a chuva da vossa terra a seu tempo,
a temporã e a serôdia,
para que recolhas o teu cereal, e o teu mosto, e o teu azeite.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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ACUERDO DEL SIGLO

Blog del TIEMPO

La Liga Árabe rechazó la propuesta de Estados Unidos, que fue denominada acuerdo del siglo, por considerar que no cumple con los derechos mínimos ni las aspiraciones del pueblo palestino.

Sobre esta cuestión es necesario recordar algunas referencias. La propia Liga Árabe rechazó en el año 1947 la resolución 181 de las Naciones Unidas, para la creación de dos estados. La Liga nunca aceptó ni reconoció la existencia de Israel.

Los mandatos de la Autoridad Nacional Palestina, están caducados desde hace años y esa falta de legitimidad, también afecta la posibilidad de eventuales nuevas negociaciones.

Esa falta de legitimidad afecta también a la credibilidad que pueda tener la decisión de quién ejerce la Autoridad, para romper relaciones con Estados Unidos y los acuerdos sobre seguridad con Israel.

La cuestión de la Paz, debe ser resuelta en el marco de la total legitimidad de quienes lleguen a los eventuales acuerdos. Todo lo demás contribuye a crear un clima, que incrementa los problemas de los palestinos.

Diego Acosta

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JESÚS Y MATEO-1

PRÓLOGO

Tratándose como se trata, la Biblia, un Libro único en la historia de la humanidad, resulta comprensible que su contenido sea excepcional. Están incluidos en ellos, cuatro Textos que a su vez son únicos por su contenido y también por su formato.

Los Evangelios son tan especiales, que la literatura mundial, solo tiene sus registros, sin antecedentes ni publicaciones semejantes. Pero si esto resulta notable, lo más relevante es que han contado a la posteridad el hecho más relevante desde la Creación: El nacimiento, la vida, la muerte y Resurrección de Dios Hijo, hecho carne, para la Salvación de los hombres. Mateo 1:21-22
21 Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.
22 Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo:
23 He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo,
Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros.

Específicamente el Evangelio de Mateo, tiene también sus singularidades y serán el motivo de este trabajo que humildemente proponemos como una ayuda a la comprensión de Jesús, el Hijo del Hombre.

Mateo era judío, escribió sobre un judío único como fue Jesús para que todos los judíos pudieran entender que Él era el Mesías profetizado en los Textos que componen el Antiguo Pacto, Isaías 7:14
14 Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.

De allí su importancia y por esa razón, resulta de gran importancia profundizar el Evangelio de Mateo, porque nos permitirá conocer a quienes fueron sus antepasados y contemporáneos. Conocer un poco más a los judíos.

A Mateo, los otros tres autores de los Evangelios lo identifican como Leví, pero no existe la menor duda que se trata de una misma persona, que tuvo como trabajo el de servir como recaudador a los romanos, cuyo imperio dominaba la provincia de Palestina. Su trabajo era por tanto despreciado por los judíos y recibía el nombre de publicano, de marcado tono peyorativo. Lucas 3:18
18 a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el cananista.
Se especula que originalmente Mateo haya escrito su Evangelio inspirado en arameo, que era el idioma que habló Jesús en su tiempo terrenal. Posteriormente habría sido traducido al griego, que era el otro idioma que hablaban los judíos de la época.

Sea como sea, todos estos elementos explican que Mateo se dirigió a los judíos, de allí las continuas referencias al contenido del Antiguo Pacto y también a las alusiones de costumbres y modos de vida, que solo podían comprender quienes eran descendientes de Abram, Abraham.

Diego Acosta

REPETIDAMENTE

MENSAJE

Jesús nos dejó una maravillosa lección y la regla de oro con relación a la oración: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.

En un sentido literal todos comprendemos lo que el Hijo del Hombre nos quiso enseñar y para que lo tuviéramos en cuenta, en cada circunstancia de la vida.

Esta lección que podemos leer en los Evangelios de Mateo y de Lucas, nos abre la perspectiva acerca de la importancia que tiene la oración, en los momentos cruciales.

O cuando liberamos delante del Príncipe de Paz, los anhelos que están en nuestro corazón y los exponemos con la mayor claridad, en los momentos de máxima intimidad.

Cada vez que se nos exhorta a leer con profundidad y detenimiento la Palabra de Dios, se nos está indicando que si renovamos cotidianamente nuestra relación con el Creador, estaremos más cercanos a ÉL.

Y se nos abrirán nuevos horizontes espirituales con las revelaciones que solo ÉL nos puede conceder como una Gracia maravillosa. Pensando en todo esto, puedo afirmar que recibí una sorprendente versión a través de una persona muy amada.

Ella me comentó que el Señor le había señalado que aquello de pedir, buscar y llamar, adquiría una nueva dimensión cuando lo hacemos de una manera diferente.

Se trata de hacerlo un día y otro día, sin desmayar y esperando confiadamente la respuesta a nuestras oraciones. Por qué? Porque si obramos de esta manera estamos superando esa actitud tan humana de sentirnos frustrados ante el supuesto olvido de Dios.

Esa es la gran cuestión: El abatimiento sobreviene el día en que luego de orar, el enemigo comienza con sus engaños y mentiras y nos va quitando primero la paz y luego la confianza, que debería ser indeclinable hacia el Eterno.

Si somos además de perseverantes, insistentes con nuestras oraciones, mantendremos viva la esperanza y también la fe en que siempre habrá respuesta para aquello por lo que oramos.

Aunque a veces lo que recibamos no nos guste o no sea lo que esperamos, pero sabiendo que lo que Dios nos hable, SIEMPRE será lo mejor para cada uno de nosotros.

Esta lección la he aprendido y la pongo en práctica, repetidamente, con fe y con constancia.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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