Cuando los talibanes recuperaron el control de Afganistán hubo muchas voces que llegaron a afirmar, que se comprobaría como este grupo musulmán, sería bueno para administrar el país.
Pero estas afirmaciones no tenían ningún fundamento como lo están demostrando las medidas que desde la perspectiva islámica se están concretando.
La última de ellas ha sido la de cerrar las escuelas para que las niñas no reciban educación, al contrario de lo que ocurre con los niños varones.
Lo grave de esta situación, es que a pesar de todo se siguen escuchando voces favorables a las prácticas musulmanas y en cambio la condena por estos hechos, no superan los límites de la contención.
Y en medio de ese silencio ominoso y hasta culpable, las organizaciones feministas se destacan sobradamente porque quedan al descubierto sobre sus verdaderas intenciones.
La libertad es reclamada para todas las mujeres y en el caso de las musulmanas, esa libertad pareciera que no importa mucho que sea casi inexistente o condicionada por las normas coránicas.
Surgieron como grupo armado durante la resistencia a los rusos en los años 90, integrado en sus comienzos en forma mayoritaria por miembros de la etnia pastún y por jóvenes estudiantes.
La palabra Talibán se puede traducir como estudiante en lengua pastun, circunstancia que marca la relevancia que esta etnia tiene en Afganistán.
Los estudiantes fueron educados en las escuelas islámicas, que tienen el nombre de madrasas principalmente en el vecino Pakistán, en la región en la que también predomina la etnia pastún.
En 1994 se consolidaron como grupo armado en la ciudad sureña de Kandahar y su fundador fue el mulá Mohammad Omar, imán de la segunda ciudad del país, que dirigió a los militantes hasta el año 2013 en que falleció.
Su ascenso con el apoyo de los muyaidines que habían recibido la ayuda de Estados Unidos en su lucha contra los soviéticos, les permitió conquistar la capital Kabul en 1996.
Gobernaron el país aplicando rígidamente la ley islámica, conocida como la Sharía y realizaron ejecuciones y flagelaciones públicas, como método de imponer el rigor ejemplar.
A la mayoría de las mujeres se les prohibió trabajar o estudiar y fueron obligadas a usar una vestimenta, el burka, que las cubría de la cabeza a los pies, es decir ocultando totalmente su cuerpo.
También prohibieron los libros, la música y las películas occidentales y destruyeron en forma sistemática los símbolos de otras religiones, como ocurrió con las estatuas gigantes de Buda, en el valle central de Bamiyán y otros notables símbolos patrimonio de la humanidad.
Los talibán perdieron el poder luego del atentado del 11 de septiembre de 2001, al invadir el país Estados Unidos, por haber dado refugio a Al-Qaeda, a quién se responsabilizó por la masacre y a su líder Osama Bin Laden. La resistencia de los talibán duró hasta diciembre de 2001.
Los pastún imprimen a los talibán su idiosincrasia, con un profundo apego a la tierra, en la que es muy difícil vivir por el clima y la orografía hostil que tiene el país y el poder está basado en antiguas estructuras tribales.
Esa antigüedad se remonta a miles de años y Pastún traducido como adjetivo significa “que es de este pueblo” y remontándose en el pasado, los pastunes se llegan a considerar como descendientes de alguno de los patriarcas de las tribus perdidas de Israel, aunque esta teoría es motivo de controversias.
Los talibanes adoptaron elementos de la identidad pastún, que pueden sintetizarse en la prevalencia del parentesco, descendencia en línea masculina de los antepasados familiares, la confesión del Islam, el código social, también llamado código de honor.
Las normas islámicas también son severas para los hombres, que deben concurrir cinco veces al día a la mezquita para orar, vestirse de una determina manera y dejarse crecer la barba, no cuidar aves y cantar Alá es Grande en los eventos públicos.
Se considera que el objetivo de esta nueva toma del poder, será el establecimiento del Emirato de Afganistán, como existen otros en el Golfo.
Finalmente cabe agregar que en nuestros días los talibanes son enconados enemigos de Al Qaeda y también de los miembros del estado islámico-K, que son aún más radicales en la aplicación de las normas islámicas.
Tras la conquista del poder los talibán aplican la Ley Sharia que tiene directa incidencia en la vida de las mujeres. Preocupan también las minorías religiosas. Diego Acosta – BLOG del TIEMPO