NI LO UNO… NI LO OTRO

Cuenta una historia familiar que un hombre iba a caballo lentamente, hasta que se encontró con una bifurcación. En el momento de la duda por donde seguir, apareció un lugareño.

Entonces le preguntó: Amigo, este camino me lleva al pueblo? Y el interrogado lo miró y luego le contestó con parsimonia, propia de la gente del lugar: ni lo uno… ni lo otro.

Es decir, ni era su amigo ni el camino que indicaba lo llevaba a su destino. Como se aplica en la familia esta historia? En que muchas veces nos equivocamos en todo lo que planteamos.

El hombre del caballo, llamó amigo a un desconocido y eligió un camino que estaba errado. Por qué nos ocurren con tanta frecuencia situaciones como esta?

Tal vez porque nuestra tendencia natural sea la de confiar con ligereza en las personas y porque también obramos sin discernimiento cuando elegimos una dirección.

En ambos casos estamos obrando en contra de lo que se nos ha enseñado. Ya sabemos que es maldito el hombre que confía en el hombre y también sabemos que solamente debemos confiar en el Camino verdadero.

Aprendamos a vivir según se nos ha enseñado, para que no nos equivoquemos ni tengamos que aprender de errores que nos pueden ocasionar graves consecuencias. Pidamos Sabiduría de lo Alto!

Deuteronomio 8:6
Diego Acosta García

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