LA SANA ENVIDIA?

Las explicaciones que pueden darse sobre lo que significa la envidia pueden ser bastante clarificadoras, pero no resultan del todo concretas con relación a lo que verdaderamente representa desde el punto de vista espiritual.

Se puede tener envidia por el éxito de alguien, porque es más reconocido aunque con menos méritos personales o porque tiene cosas de las que nosotros carecemos.

Quién siente envidia es el primer perjudicado porque no está conforme con lo que es, con lo que tiene y con el reconocimiento que recibe de las personas más cercanas.

Este sentimiento afecta al corazón y cuando tenemos afectado el corazón todo lo que expresamos está impregnado de frustración, de amargura, de resentimiento.

Y eso es lo que verdaderamente ocurre cuando sentimos envidia y el siguiente paso es tratar de destruir a la persona que origina esos sentimientos amargos muy cercanos al odio.

Debemos de pensar que cada uno de nosotros somos exactamente como Dios ha querido que seamos y que sus propósitos para nuestras vidas se cumplirán porque Dios nos ha creado de una determinada manera.

El primer antídoto contra la envidia es agradecer a Dios por ser tal como somos y agradecer también que le haya placido tener para nuestra vida un propósito completamente distinto al de todas las demás personas.

Eclesiastés 4:4
Diego Acosta García

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