PRESTAR OIDOS

Escuchar puede ser un acto misericordioso cuando lo hacemos con amor fraterno, para que alguien pueda aliviar su corazón contando sus penas, sus dudas, sus temores. Es también una oportunidad para que le llevemos el mensaje de Paz y de consuelo que solo Jesús puede dar a los hombres.

Escuchar también puede ser un acto poco sensato de nuestra parte, cuando advertimos que lo que estamos oyendo no nos edifica y que por el contrario estamos compartiendo con nuestro silencio lo que otra persona pueda decirnos.

Es necesario obrar con sabiduría para que nuestros actos sean verdaderamente de amor y de misericordia por el prójimo, por nuestros hermanos y aún por los que se niegan a reconocer a Dios. Escuchar siempre será un acto deseable, porque también puede edificarnos grandemente.

Lo que no debemos hacer nunca es prestar oídos a palabras necias, a acusaciones maliciosas, a críticas o juicios contra quienes son autoridades espirituales o contra la propia Iglesia.

Como hijos de Dios que somos debemos ser extremadamente prudentes para no convertir una acción legítima desde la perspectiva espiritual, en algo que nos puede perjudicar y hacernos responsables por omisión de cuestiones muy serias. Seamos sabios al prestar oídos.

Pr 10:32

Diego acosta García

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