VIVIR CON MUERTOS

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Una antigua costumbre en una isla de Indonesia, permite que los muertos de una familia sean momificados y formen parte de la vida cotidiana en la casa.

Una costumbre que tiene múltiples interpretaciones, pero una de ellas nos obliga a reflexionar esa tendencia que tenemos los seres humanos a buscar a los muertos, como si nos pudieran dar algo de vida.

De esta manera por ejemplo, imitamos torpemente una más que antigua práctica celta, de negociar con los muertos y que llevó a la exaltación de Halloween.

Recordemos que las normas que el Dios Todopoderoso, nos dejó en el Libro de Deuteronomio 18:11-12: ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. 12 Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti.

Recordemos: el trato de cualquier tipo con los muertos es abominación para Dios.

Diego Acosta

LA TRAGEDIA ALPINA

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El tremendo desprendimiento de parte del glaciar conocido como La Marmolada, en los Dolomitas, causó por lo menos seis muertos, una cantidad que trágicamente las autoridades admiten que aumentará.

Este episodio con un alud de piedra y hielo avanzando a más de 200 kilómetros por hora, actualiza la situación de los grandes glaciares alpinos.

Los expertos calculan que antes de 2100 desaparecerán totalmente o en su práctica totalidad, lo que actualiza de una manera rotunda la cuestión del calentamiento de la tierra.

Precisamente por esa circunstancia, este tremendo anuncio de la desaparición de una de las grandes reservas de hielo de Europa, debería representar un severo llamado de atención.

Básicamente para acabar con la palabrería repetida e inoperante y  comenzar a adoptar las medidas que sean, un paliativo a este problema.

Lo exige nuestra condición de Mayordomos de todo lo Creado.

Diego Acosta

LA VIOLENCIA

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Los dos episodios extremos vividos en Estados Unidos en las últimas horas, actualizan la cuestión de la violencia, por la notoriedad y por la magnitud de las pérdidas humanas.

Sin embargo es necesario reflexionar sobre este tema, porque la violencia en todas sus variables está presente en la vida de la sociedad de nuestro tiempo.

No debe escapar a nuestro análisis que la violencia está gravemente incrustada en el corazón de los humanos y debemos ser conscientes de los daños que provoca.

No solo en los casos tan graves como los vividos en las últimas horas, sino también en la violencia cotidiana que azota los múltiples escenarios donde se desarrolla nuestra vida.

Viene a nuestra memoria la mansedumbre de Jesús, que desalentó toda reacción a pesar de los agravios y de los cruentos ataques que recibió.

Diego Acosta