Los escándalos no son ninguna cosa nueva, como está escrito en Eclesiastés. Pero la diferencia con nuestros tiempos, es que se conocen más y casi en el momento en que ocurren.
Estamos viviendo tiempos en los que podemos contemplar como la mayoría de las personas viven según sus propios modos, es decir cada uno vive como le parece mejor.
Más grave resulta todavía cuando podemos ver como personas de gran notoriedad, tienen relaciones que cambian constantemente, sin tener en cuenta la relevancia del compromiso matrimonial.
Puede que personas más o menos impresionables o que no tengan muy claros algunos conceptos, lleguen a entender que si los notorios viven como quieren, por qué no habrían de hacerlo los demás.
En eso consiste el peligro del escándalo, porque nos acostumbramos muy rápidamente a sus morbosos atractivos y pensamos que en la supuesta liberalidad, está lo mejor para los humanos.
Pero, acaso no nos dejó Dios normas a los hombres?
Todos sabemos que sí. Muchos negando al Eterno las declaran vencidas u obsoletas. Otros las miran con indiferencia. Y otros, lamentablemente, aún conociéndolas las ignoran.
Las transgresiones a las normas de Dios, representan rebeldía contra Él. Podemos tener la certeza que ninguna transgresión quedará impune.
Quién viva en el escándalo, quién guste del escándalo, tiene tiempo de arrepentirse. Oremos por ellos y seamos celosos de las Normas del Eterno.
Salmos 32:5
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira
