Hola.
Los grandes contrastes hacen más notorias algunas cuestiones vinculadas con la Navidad. En toda Alemania se han recordado los tres domingos del Advenimiento, que se completará con el cuarto este fin de semana.
La recordación del Advenimiento coloca en su justo sitio la importancia y la trascendencia de la Navidad. No se cambia la mención del nacimiento de Cristo por el aséptico e impreciso: Felices Fiestas.
En este punto será importante que recordemos que estamos conmemorando el nacimiento del Hijo de Dios hecho Hombre y el cumplimiento de las profecías del Antiguo Pacto o Antiguo Testamento.
Este notable clima de recogimiento que se advierte en Berlín sorprende también porque está acompañado por un singular comportamiento con relación a las compras.
El ambiente compulsivo de consumismo no se advierte en esta ciudad porque desde hace varias semanas las grandes cadenas comenzaron con sus rebajas.
Lo mismo ocurre con las gigantescas cadenas de distribución de alimentos que para sorpresa mayúscula, en lugar de subir los precios los están bajando con ofertas.
Tal vez podría pensarse en la cuestión económica, pero evidentemente no es el caso de Alemania.
Mencionamos todos estos aspectos para reflexionar una vez más acerca de la Navidad. No debemos permitir que el “ambiente navideño” nos impulse a la compulsión de los regalos.
Si estamos conmemorando el grandioso acontecimiento del nacimiento de Jesús, por qué lo vinculamos con las compras y los regalos?
Estamos mezclando lo pagano con lo espiritual.
Reflexionemos. Tal vez a más de una persona le pueda sorprender el ambiente de Berlín en estos días. Pero se aproxima más a lo que conmemoramos.
El sentido espiritual de la Navidad se disfruta y se destaca con el recogimiento y la falta de ostentación.
Gracias y bendiciones.
Diego Acosta
