EL TRISTE ÉXITO

DEVOCIONAL

Infelizmente el mundo parece habernos convencido de la necesidad de convertirnos en personas exitosas. Por lamentable y casi inadmisible que resulte, esta parece ser la realidad.

Tener éxito es tener también la posibilidad de exhibirnos ante la sociedad, como auténticos ejemplos de superación y formar parte del exclusivo núcleo de triunfadores.

Todo esto es doblemente triste, por cuánto es algo que perturba el corazón de muchos, que entienden que ese es el buen camino, sin saber que no lleva a ninguna parte.

Y lo más grave todavía: que hay muchos que no quieren saber y otros lo ignoran, que el éxito del mundo, es la paga que recibirán quienes lo busquen y lo deseen.

El mezquino y esquivo éxito del mundo, será la paga para quienes lo persigan como un objetivo personal, perdiendo lo más importante que es la Bendición de la Salvación y la Vida Eterna.

Jesús vino a nosotros para darnos Vida, no para darnos éxitos.

Mateo 16:27 Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.

Diego Acosta – Neide Ferrreira

LAS DECISIONES

DEVOCIONAL

Desde siempre el hombre se ha visto enfrentado a tomar decisiones, que luego tienen una trascendencia definitiva, no solo para sus vidas, sino también para las del resto de personas.

El ejemplo más grande lo tenemos en nuestros padres Adán y Eva, que decidieron prestar oídos al enemigo simbolizado por la serpiente.

Lo asombroso es que seguimos repitiendo las decisiones equivocadas, porque no somos capaces de romper con nuestra humana condición que nos convence de que todo lo podemos, nada más que porque somos personas.

Un argumento tan siniestro, como el del diablo cuando engañó a nuestros padres, que no advirtieron que se les ofrecía lo que ya tenían, porque Dios se los había concedido.

Este ejemplo contrasta dramáticamente con otras decisiones que tomaron otros hombres, cuando comprendieron que la Única opción posible, es la de ser fieles a Dios.

Josué 24:15 Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.

Diego Acosta / Neide Ferreira

 

SOIS LA SAL

SOIS LA SAL

El Hijo del Hombre continuó exponiendo en el Sermón del Monte y  mencionó lo que debemos ser quienes nos declaramos sus seguidores.

MATEO 5:16  Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Jesús alude a la importancia que tenía la sal en aquellos tiempos.

Y la mención a que pueda desvanecerse está originada en el hecho de que la sal que se obtenía del Mar Mediterráneo, frecuentemente estaba contaminada con yeso. Y por esta razón tenia otro uso.

Al que también se refirió el Príncipe de Paz. La sal era utilizada cuando estaba mezclada con el yeso o con otros minerales, para mantener limpias las calzadas construidas por los romanos. En estos casos se la esparcía y de esta manera se evitaba la proliferación de las malezas.

La sal tenía dos utilizaciones entre los seres humanos: Una era para dar sabor y preservar los alimentos. Job 6:6 ¿Se comerá lo desabrido sin sal? ¿Habrá gusto en la clara del huevo? Y además tenía aplicaciones rituales Levítico 2:13 Y sazonarás con sal toda ofrenda que presentes, y no harás que falte jamás de tu ofrenda la sal del pacto de tu Dios; en toda ofrenda tuya ofrecerás sal.

En el imperio romano, la sal también se utilizó como moneda para la compra y venta de productos diversos.

Diego Acosta

 

 

TREINTA DÍAS

A 3o días del inicio de la agresión de Rusia a Ucrania
basada en la desnazificación de un país
con el 90 por ciento de cristianos
y un presidente judío.
Con agresiones a civiles y destrucción de ciudades.
Diego Acosta – BLOG del TIEMPO

NO ACEPTEMOS LA INJUSTICIA

DEVOCIONAL

Involuntariamente en algunas ocasiones buscamos la salida más fácil, que no es otra cosa que rendirnos ante la evidencia. Pero nos equivocamos y gravemente.

Ante la injusticia NUNCA deberemos rendirnos, sino todo lo contrario. El Hijo del Hombre nos dejó la herramienta más idónea para enfrentar al mal.

La Oración, se convierte en el arma esencial de los creyentes, para no aceptar aquello que se opone a los Mandatos del Eterno, por grandes y poderosos que sean los adversarios.

Jesús oró al Padre y le agradeció su ayuda cuando resucitó a Lázaro, en medio del dolor de su familia y también con su propia pena por la muerte de su amigo.

Si ÉL oró, por qué no lo habríamos de hacer nosotros?

No aceptemos la injusticia y clamemos por la Justicia que viene de lo Alto. La única que finalmente llegará a todos los hombres, especialmente a aquellos que se consideran amos de la vida y de la muerte.

Deuteronomio 25:16
Porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que hace esto,
y cualquiera que hace injusticia.

Diego Acosta – Neide Ferreira

 

LO SOBRENATURAL

DEVOCIONAL

En el mundo las personas atribuyen a una cadena de circunstancias los hechos que producen alegría y también con el mismo argumento, pero en sentido contrario, a los que apenan.

Tanto en un caso como en el otro, se atribuyen a lo que se denomina buena suerte o mala suerte. Esta es la mirada pequeña propia de la dimensión humana.

Cuál es entonces la diferencia entre la buena o la mala suerte y los milagros?

Tan sencillo y tan grandioso, como resulta tener la fe en el corazón como para agradecer como milagro, lo que los hombres simplemente atribuyen a las circunstancias.

En definitiva: La única diferencia es la convicción que tenemos los hijos de Dios, que hemos sido bendecidos por su Amor y su Misericordia y hemos recibido el presente de algo sobrenatural, que podemos definir como Milagro.

El Eterno desde siempre ha hecho milagros y los seguirá haciendo!

Daniel 4:2 Conviene que yo declare las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo.

Diego Acosta / Neide Ferreira

 

 

MIEDO AL CAMBIO

DEVOCIONAL

A lo largo de la vida se van presentando situaciones que nos afectan, algunas para nuestro regocijo y otras para perturbación de ánimo. Y algunas más concretas que otras.

El día que por las razones que sea debemos cambiarnos de casa, es un ejemplo claro. Algunas veces nos alegramos y en otras lo lamentamos. Pero en los dos casos nos alteramos.

Es como se hubiera algo en nuestro interior que se resiste a cambiar lo que nos resulta conocido y tenemos miedo a lo nuevo, a lo que nos resulta diferente.

Lo mismo ocurre con otras cuestiones materiales, como suele suceder con el trabajo y también si lo trasladamos a lo más serio y profundo que es nuestra relación con Dios.

Tal vez esto justifique cuánto nos cuesta abandonar al hombre viejo o a la mujer vieja, transformándonos por la obra del Espíritu Santo y ser hombres y mujeres nuevos, nacidos de nuevo.

Seamos sabios y aprendamos la gran lección que nos dio Jesús, porque si nos resistimos a este cambio o nos produce miedo, es porque verdaderamente a pesar de lo que digamos, la Obra del Espíritu no se ha perfeccionado en nosotros.

Juan 14:26 Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.

Diego Acosta / Neide Ferreira

SEGUIR SUS PASOS

DEVOCIONAL

Más de una vez me he preguntado acerca de que es lo que ven en mí, las personas con las que me cruzo en cualquier circunstancia cotidiana.

Y más importante aún: Podrían llegar a apreciar aunque sea fugazmente algo que me pueda relacionar con Jesús?

Y todas las veces me contesto que tristemente, mis ejemplos de la vida diaria no llevarían a nadie a pensar en el Hijo del Hombre y mucho menos a creer que me considere hijo de Dios.

Por qué?

Seguramente porque mis palabras son mucho más elocuentes que mis hechos y como las palabras se pierden en el bullicio que nos rodea, lo único que quedan son las insignificantes actitudes.

Y aquí es donde comienza mi aflicción! Que pobres resultan las evidencias de ser seguidor de Jesús. Son tan escasas que nadie las podrá ver. Es tiempo de cambiar mi vida y mi relación con el Prójimo.

1 Pedro 2:21
Pues para esto fuisteis llamados;
porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo,
para que sigáis sus pisadas.

Diego Acosta / Neide Ferreira