TRATA DE HUMANOS

ANTIVIRUS

Siempre habrá personas que se resisten a llamar a las cosas o las situaciones por su verdadero nombre. Por esto es que hay quienes hablan de las mafias que comercian con personas, de muchas maneras.

Pero indiscutiblemente este práctica no es otra cosa que trata de seres humanos. Brutal y despiadada. Como lo pueden corroborar los familiares de los miles de hombres y mujeres que murieron en la utópica travesía hacia el continente europeo.

Tan grave es el problema, que se ha convertido en uno de los temas centrales de quienes tienen altas responsabilidades en el tratamiento de los  refugiados o de los que simulan serlo.

El condicional tiene razón de ser porque  la cuestión política, esconde necesidades legítimas de personas que buscan una forma de vida mejor para ellos mismos y sus familias.

El debate es intenso porque las soluciones deben estar a la altura de la trascendencia del problema. Y de esta manera podemos asistir a una prolongada confrontación de líderes que sustentan distintas alternativas.

Sin embargo, lo que llama poderosamente la atención es que en todos estos debates, no se haya mencionado específicamente a los traficantes de personas.

Son ellos los que lucran con una situación extrema de miles de seres humanos, pero resulta más que evidente que su afrentosa actividad tiene el cómplice respaldo, de quienes debiendo obrar contra ellos no lo hacen.

Recordamos como se movilizaron naves y medios militares para combatir a los piratas del Índico. Por qué no se actúa de la misma manera en estos casos?

Diego Acosta

www.septimomilenio.com

CIUDADANOS…?

ANTIVIRUS

En estos días que vivimos, tan lleno de emociones y podríamos decir que de provocaciones, originadas en un hecho deportivo, es importante reflexionar acerca de lo que nos enseña y manda la Palabra de Dios, en Efesios Capítulo 2 versículo 19:

Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos,

sino conciudadanos de los santos,

y miembros de la familia de Dios.

La historia ha demostrado con demasiada crudeza a través de los muertos en guerras, que los nacionalismos del signo que sean son contrarios al Espíritu del Eterno.

Esto tiene una especial validez para quienes nos declaramos hijos de Dios y por tanto nos declaramos también ciudadanos de su Reino.

Desde esta visión es legítimo que nos envolvamos en símbolos patrios y nos declaramos alegres o tristes por un partido de futbol?

El ejercicio cotidiano de ser cristianos, debe manifestarse en todos los órdenes de la vida y especialmente, cuando tenemos la responsabilidad de educar a nuestros hijos.

La alegría o la tristeza, deben ser algo completamente secundarias en nuestras actitudes, porque no podemos declarar una cosa y hacer y practicar otra muy distinta.

Ser ciudadanos del Reino y familia del Dios Eterno, tiene sus obligaciones, al igual que tiene venturosas consecuencias.

Seamos coherentes y no hagamos que un simple partido de futbol, por muy rodeado que esté de toda la parafernalia del mundo, nos haga olvidar nuestra condición de hijos y ciudadanos del Reino de Dios.

Diego Acosta

www.septimomilenio.com