ALERTA HALLOWEEN…!
Los niños son las víctimas propiciatorias
de esta perversa «celebración» de los espíritus y de la
muerte.
Los niños son las víctimas propiciatorias
de esta perversa «celebración» de los espíritus y de la
muerte.
Por considerarlo de especial interés reproducimos el comentario publicado por el Diario ABC de España, con el título:
Austria prohíbe salir a la calle con burka
No se podrá salir con burka a la calle. La ley aprobada anoche por el parlamento austríaco prohíbe el uso en cualquier espacio público de vestimentas que cubran el rostro, incluido el burka islámico, bajo multa de hasta 150 euros y posible ingreso en prisión en caso de reiteradas reincidencias. Esta nueva normativa forma parte de un paquete de leyes de integración que endurecen considerablemente las condiciones en que son aceptados los refugiados e inmigrantes, muy especialmente los de religión islámica, y que incluye otras determinaciones, como la prohibición de la distribución del libro del Corán.
La nueva ley establece que los recién llegados con posibilidades de obtener efectivamente el derecho de asilo o una situación legal que les permita integrarse en el mercado laboral, tendrán que asistir obligatoriamente durante su primer año en Austria a cursos de alemán. También estarán obligados, en los casos en los que las autoridades lo requieran, a realizar trabajos no remunerados de servicio público. Queda limitado el uso de símbolos religiosos entre los funcionarios para garantizar la «neutralidad» del Estado y las ayudas sociales serán retiradas a los extranjeros que no acudan a los «Cursos de Valores» obligatorios.
Para obtener el permiso de residencia será necesario, no solamente cumplir con estos Cursos de Valores, sino también la firma de un Contrato de Integración en el que el recién llegado se compromete a hacer todo lo posible por integrarse en la sociedad austríaca y en su cultura mayoritaria, así como una Declaración de Valores en la que se aceptan los principios recogidos en la Constitución de Austria.
También han sido endurecidas las penas por labores de captación y reclutamiento bajo ideales salafistas y han sido aumentadas las prerrogativas de la policía para investigar, como el uso de grabaciones de videocámaras en espacios públicos, así como la utilización de grilletes electrónicos para mantener localizados a sospechosos potencialmente peligrosos.
El Daesh, el Estado Islámico, en su estrategia de extender el terror y causar en los países occidentales el mayor número de víctimas, incluidos mujeres y niños, ha pedido a sus «combatientes» que, sin la «más mínima pérdida de tiempo», provoquen matanzas mediante el incendio de lugares en los que se reúnen los «infieles». Al parecer, la utilización de camiones, como ocurrió en Niza y Berlín, no es suficiente y hay que dar un paso adelante.
En concreto, los cabecillas de la banda yihadista proponen en el último número de su revista «Rumiyah» que los incendios sean provocados en «casas y edificios de apartamentos, urbanizaciones, zonas forestales o residenciales, fábricas de automóviles, tiendas de muebles y de ropa, gasolineras, hospitales, bares, discotecas, clubes nocturnos, bancos, escuelas, universidades, iglesias…». «Las opciones son amplias y no hay excusa para el retraso», subrayan.
Tras referirse a los «sacrificios» de los «hermanos Abul Bara al Tunisi (Anis al Amri), que aplastó a los adoradores de la cruz en el mercado de Navidad de Berlín, y a Abdur Razzaq, que aterrorizó a los paganos americanos en la Universidad de Ohio», señalan que «con su sangre provocaron un estado de angustia y terror que ha atormentado a los incrédulos, una respuesta apropiada a la cruzada contra el islam». Destacan que «en la historia y hasta el día de hoy, los atentados incendiarios han desempeñado un papel importante en la guerra moderna y de guerrillas».
Tras referirse a acciones criminales perpetradas con incendios en Rusia y Palestina, subrayan que este tipo de atentados son sencillos de cometer, ya que los materiales necesarios son de fácil acceso y facilitan una campaña de «terror justo». «El incendio provocado, como lo debe hacer el muyahidín [combatiente], consiste en iniciar los fuegos usando materiales inflamables para destruir el mundo de los cruzados y matarlos para enviarlos al infierno». «Todo lo que requiere el muyahidín es disponer de material inflamable, buscar el objetivo y determinar la mejor hora para ejecutarlo».
«El momento de la acción –agrega en sus instrucciones– es importante, especialmente en lo que se refiere a determinados edificios. Se debe elegir el momento en el que haya el menor movimiento, desde la última parte de la noche hasta las primeras horas de la mañana, cuando la gente duerme. En el caso de los edificios residenciales, antes de ejecutar el ataque se debe estudiar el objetivo e identificar las salidas». Se da a entender que es con fin de bloquearlas por medio del fuego que se provocará en determinados lugares. El objetivo es, incluso, evitar la evacuación a través de ventanas y balcones. «Esta información [se indica en el número 5 de la revista] ayudará en la ejecución y aumentará la probabilidad de matar o herir de manera escandalosa a los que están dentro». Agrega que el fuego se debe iniciar mediante la colocación de artefactos [de los que no se dan detalles por razones obvias] en lugares concretos. El objetivo es que nadie pueda escapar ni siquiera saltando por las ventanas». En el caso de que al terrorista le resulte complicado acceder al edificio por la noche, se aconseja hacerlo durante el día y permanecer escondido en su interior hasta el momento del ataque.
Incluyen consejos que resultan obvios, pero que dan idea del nivel intelectual de los llamados «muyahidines»: «Los incendios forestales requieren que la zona objetivo sea seca y no un ambiente húmedo». Eso sí, hay que colocarse a prudente distancia del artefacto cuando haga explosión.
Como suele ocurrir siempre con el Estado Islámico, se incluye la parte «teórica»: «Uno debe esforzarse por maximizar el terror ‘justo’ que inflige, ejecutando múltiples ataques simultáneos, siguiendo las mismas pautas. Después, hay que reclamar la responsabilidad por el ataque por diversos medios, como dejar escrito el nombre del Estado Islámico con pintura cerca del objetivo; o dejar un pedazo de papel en el que se expongan los motivos del ataque para burlarse y enojar a los incrédulos». «El papel puede ser pegado a un ladrillo y luego arrojado a través de la ventana de una propiedad ocupada cerca del escenario del ataque». «Los ataques incendiarios –subraya «Rumiyah»– no deben ser menospreciados. Causan gran destrucción económica, estrago emocional y se pueden repetir».
J. M- Zuloaga
Por considerarlo de especial interés públicamos una información del Diario
ABC de España.
El presidente de la Federación de Comunidades Judías de España, Isaac Querub, ha publicado una carta abierta dirigida al secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, en la que le exige que aclare su posición actual respecto al Holocausto, después de que Okdiario haya publicado la existencia de un artículo titulado ‘El Lector y el Holocausto. Un diálogo con mi amigo Norman Radcliffe’, publicado en el blog ‘El Gesto de Antígona’ el 28 de febrero de 2009.
En la citada carta, recogida por Europa Press, Querub reproduce las palabras de Iglesias en el citado blog. «El Holocausto era fundamentalmente una decisión administrativa, un mero problema burocrático». En este sentido, Iglesias aclara en el texto que espetó esta frase al profesor Norman Radcliffe en un debate, «en parte por llamar su atención pero también preocupado por las implicaciones que tiene presentar el Holocausto como una monstruosidad enfrentada a la inteligencia y a los valores morales de la modernidad».
El secretario general de Podemos indica que, «en parte por evitar la hoguera» pero, sobre todo, por seguir llamando su atención, escribió a Norman Radcliffe: «Querido Norman, cuando me referí al Holocausto como decisión administrativa, trataba de hacer referencia a algo que Zigmunt Bauman expresa mucho mejor que yo cuando dice: «el proceso civilizador es, entre otras cosas, un proceso por el cual se despoja de todo cálculo moral la utilización y despliegue de la violencia y se liberan las aspiraciones de racionalidad de la interferencia de las normas éticas o de las inhibiciones morales… entonces, debemos aceptar que fenómenos como el del Holocausto son resultados legítimos de la tendencia civilizadora y una de sus constantes posibilidades».
De este modo, aclara a continuación que «no quería banalizarlo al hablar de simple decisión administrativa, sino mostrarlo en toda su crudeza moderna». «En el Holocausto, el proceso de deshumanización no actúa como elemento legitimante (para eso ya existían siglos de antisemitismo europeo) sino como mecanismo necesario en un proceso ‘industrial’ de eliminación de seres humanos», le dice al profesor.
El presidente de la Federación de Comunidades Judías de España ha afirmado que el Holocausto «no puede reducirse a la acción de funcionarios carentes de moral debido a la institucionalización del odio al prójimo construida por el Nazismo». «El Holocausto fue un proceso perfectamente planificado por los jerarcas nazis en el cual la ausencia de conciencia del individuo y su nula moralidad jugaron un papel central y determinante en la consecución del asesinato masivo e industrial de 6 millones de judíos, programa específico conocido como Solución Final», ha apostillado.
De este modo, Querub ha apuntado que, «tal como falló el Tribunal de Nuremberg –y en el mismo sentido el Tribunal de Jerusalén que juzgó a Adolf Eichmann–, en la comisión de crímenes de guerra y contra la Humanidad, el hecho de que una persona haya actuado por orden de su gobierno o de sus superiores, bajo la cadena de mando o por obediencia debida, no le quita su responsabilidad bajo el derecho internacional, debido a que todavía tenía una opción moral».
Para la Federación de Comunidades Judías de España, resulta «totalmente desconcertante» que Iglesias crea que «la instrumentalización legislativa y burocrática pueda convertir a un ser humano en el ejecutor del peor crimen de la historia sin más».
«Ni fue un problema burocrático, ni en ningún caso puede considerarse nunca como un «mero» problema. En este sentido, consideramos que sus afirmaciones son aberrantes e impropias de un representante de la soberanía popular de los españoles comprometido con la Democracia y con los Derechos Humanos, ha argumentado.
Asimismo, ha señalado que el pensamiento de Iglesias «alimenta a aquellas fuerzas y movimientos que, en mayor o menor medida, intentan, con intenciones claramente totalitarias, antidemocráticas e intolerantes –y por supuesto antisemitas– vaciar de contenido y negar el Holocausto, y por tanto, debe ser rectificado públicamente».
«Frente al Holocausto, a la incitación al odio y a la lucha contra el antisemitismo no cabe la ambivalencia intelectual ni los razonamientos peregrinos», ha zanjado el presidente de la Federación de Comunidades Judías de España.
Por considerarlo de especial interés, publicamos un comentario de la edición de hoy del Diario ABC de España.
HALLOWEEN: LA BRUTAL FIESTA CON SACRIFICIOS HUMANOS Y BRUJERÍA QUE FUE PROHIBIDA POR ROMA
La «noche de brujas» está basada en la antigua Samhain (o Samagín), una celebración milenaria en la que los hechiceros trataban de apaciguar al señor de la muerte y pedir por las almas de los fallecidos
Manuel P. Villatoro
Calabazas, disfraces y jolgorio. Lo que hoy en día se conoce como Halloween (las costumbres que nos han llegado empaquetadas desde Estados Unidos gracias a las películas) poco tiene que ver con la fiesta de la que proviene Y es que, el origen de esta celebración se encuentra en el Samhain o Samagín. Una conmemoración celta milenaria en la que los druidas de la antigua Britania pedían por las almas de los fallecidos al dios de la muerte; se encendían gigantescas fogatas para ahuyentar a los espíritus malvados y, además, se llevaban a cabo sacrificios humanos para ver el futuro. La barbaridad a la que llegó fue tal que, cuando los romanos arribaron a las islas, prohibieron parte de las actividades.
Con todo, los orígenes de la fiesta se han difuminado en el tiempo provocando que las interpretaciones sobre qué diablos se hacía en aquella celebración sean muchas. De hecho, se desconoce el momento exacto en el que se empezó a suceder.
Tan solo se sabe que tenía como protagonistas a los hechiceros britanos y que ya se practicaba antes de la conquista romana de las islas. Una campaña militar que comenzó con Julio César en el año 55 a.C. y que se empezó a materializar definitivamente en el 43 con Claudio. Independientemente de la fecha concreta, todas las fuentes coinciden en que el Samagín giraba alrededor de los druidas, los sacerdotes del pueblo celta.
«El pueblo céltico vivió en el norte de Francia y las Islas Británicas. Practicaba las artes ocultas y adoraba a la naturaleza, a la que atribuía cualidades animísticas o sobrenaturales», explican los autores John Ankerberg y John Weldon en su libro «Facts on Halloween».
Por su parte, el arqueólogo e historiador decimonónico Henri Hubert explica en su obra «Los celtas y la civilización céltica» que este pueblo se mantenía unido gracias -entre otras tantas cosas- a los druidas, a los que se daba gran importancia como encargados de contentar a los dioses. «Eran una clase de sacerdotes expresamente encargados de la conservación de las tradiciones», determina el experto.
Samagín y Belenus
Como pueblo que basaba una buena parte de su existencia en la naturaleza, los celtas daban una importancia suma a los ciclos estacionales. Para ellos, el año se dividía en dos grandes épocas: el invierno y el verano. La primera, asociada con la muerte; la segunda con la vida. Y, para conmemorar el paso de una a otra, celebraban dos fiestas en honor a los respectivos dioses a los que asociaban cada una de ellas. «Los celtas adoraban al dios sol (Belenus) especialmente en Beltane, el primero de mayo. Y adoraban a otro dios, Samagín, el dios de la muerte o de los muertos, el 31 de octubre», determinan los autores en su obra.
De la segunda fiesta que se llevaba a cabo en honor de esta deidad es de la que proviene el actual Halloween. Según afirman la mayoría de las fuentes, el festival de Samagín duraba tres días y tres noches y en él se conmemoraba el «inicio de la estación muerta del año, en la cual campos y seres vivos dormían a la espera de la próxima primavera» (tal y como explica la doctora en historia Margarita Barrera Cañellas en su tesis «Halloween, su proyección en la sociedad estadounidense»).
Podría parecer que esta fiesta era entendida una celebración de segunda categoría, pero nada más lejos de la realidad. Al fin y al cabo, los propios druidas consideraban a su civilización y al pueblo britano descendientes del dios de la muerte. Con todo, tan cierto como esto es que existen autores partidarios de que Samagín era únicamente el nombre que se le dio a la festividad, y no el de ninguna deidad. «De los 400 nombres de dioses celtas conocidos, el que más se menciona es el de Belenus. Samagín, que es nombre específico del señor de la muerte, es incierto. No obstante, es posible que fuera la principal deidad druídica», explican Ankerberg y Weldon.
Las creencias
Las creencias de los druidas afirmaban que, en la noche del 31 de octubre, Samagín convocaba a los muertos para que pasasen «al otro lado». Es decir, del mundo de los fallecidos, al de los vivos. Sin embargo, estos espíritus podían llegar al «más acá» de dos formas diferentes atendiendo a si habían sido «buenos» o «malos» durante los últimos meses.
Si el dios consideraba que no habían cumplido con sus deberes, hacía que se reencarnasen en animales tras el ocaso. Por el contrario, aquellos que habían obrado acorde a lo que quería la deidad eran libres de visitar a sus familiares con su forma humana y pasar unas horas en sus antiguos hogares antes de regresar al limbo.
Además, la noche del 31 era considerada especialmente esotérica por los druidas. «Creían que el velo existente entre el presente, el pasado y el futuro caía, siendo esta la razón de que se considerase como el momento más propicio para todas las clases de artes mágicas y, en especial, las adivinatorias y de predicción sobre el nuevo año», completa la experta en su tesis. Era, en definitiva, una jornada mágica en el sentido más literal de la palabra en la que el miedo a los muertos se mezclaba con la esperanza de recordar a un familiar que hubiese dejado este mundo.
Sacrificios y hogueras
Durante las celebraciones, los celtas practicaban varios rituales. Uno de los más básicos era apagar todos los fuegos que hubiese encendidos en las casas con dos objetivos. El primero era evitar que los espíritus errantes (los malvados) entrasen en las viviendas al considerarlas frías. El segundo, simbolizar la llegada de la estación «muerta» y oscura del año. De esta forma, los diferentes pueblos se quedaban totalmente a oscuras y solo eran iluminados por una cosa: las hogueras gigantescas que los druidas encendían en las colinas.
«Los druidas o clase sacerdotal celta encendían nuevos fuegos centrales en las colinas como símbolo del renacimiento de la Naturaleza y de la vida durante la noche de Samhain. En estos nuevos fuegos se quemaban principalmente ramas de roble, árbol sagrado para los celtas, y ofrendas de frutos, animales e incluso seres humanos. Al día siguiente en las cenizas y restos de huesos calcinados los druidas leían el futuro de la comunidad en el nuevo año que comenzaba», completa la doctora en historia en su obra.
Estas fogatas eran encendidas con todo tipo de objetos que los jóvenes reunían en los días previos a la celebración. ¿Cómo lo hacían? Mediante una tradición que se mantiene en la actualidad: pidiendo materiales de casa en casa para la gran hoguera.
Los fuegos eran un elemento central de la celebración, pues se creía que con ellos se lograba espantar a los espíritus malignos que, enfadados por haber sido castigados por el dios de la muerte, se dedicaban a hacer tretas a los vivos. «La gente se ponía grotescas máscaras y danzaba alrededor de la gran fogata pretendiendo que eran perseguidos por los malos espíritus», completan los autores ingleses.
Con todo, las gigantescas fogatas y las máscaras no era lo único que primaba durante esta festividad. Además de todo ello, esta fiesta era considerada un momento propicio para pedir por los espíritus de los fallecidos y para practicar la magia y las artes adivinatorias. Esta última praxis era realizada por los druidas, quienes consideraban que podían averiguar el futuro usando vegetales… o sacrificando seres humanos a los dioses. Una barbaridad que, a día de hoy, ha caído en el olvido durante la noche de Halloween.
Prohibida y cambiada
La barbarie de Samagín continuó hasta el siglo I d. C., cuando los romanos llegaron hasta Britania de manos de Claudio y sus legiones Augusta, Hispana, Gemina y Valeria Victrix. Después de pisar tierras isleñas, estos «civilizaron» la festividad erradicando los sacrificios humanos. En su lugar, cambiaron a los condenados por efigies. Posteriormente, y en un intento de romanizar todavía más la celebración, la cambiaron por el festival de Pomona (en honor de la diosa de las manzanas y el otoño). La fiesta aceptada, pero el pueblo jamás olvidó sus creencias.
Con el paso de los años, y usando como vía de entrada la civilización romana, la Iglesia Católica trató de dar una vuelta de tuerca más al festival para acabar definitivamente con las creencias celtas. Así fue como, en el año 610, el Papa Bonifacio IV instauró la fiesta de los «Mártires Cristianos» el 13 de mayo.
«Esta medida no tuvo mucho éxito, por lo que en el siglo VIII d.C. el Papa Gregorio III, implantó la fiesta de los Mártires Cristianos el día 1 de Noviembre, haciéndola coincidir de esta forma con la fecha de la celebración de Samhain, y más adelante, el Papa Gregorio IV amplió esta celebración a todos los santos del panteón cristiano», añade la experta. En esos años fue cuando se cambió el nombre del festival a «All Hallow’s Eve», término que derivaría posteriormente en el actual Halloween.
Este comentario ha sido publicado hoy por el Diario ABC de España.
Que hoy no sea el día!
Que hoy no sea el día que en futuro lamentemos por no haber sido firmes y
responsables y haber permitido que nuestros hijos sean consagrados
a la supuesta celebración de las tinieblas en contra de la LUZ!
Debe un niño participar de un “festejo”
con espíritus y con muertos?
Debe un niño participar de pactos demoníacos?
Puede un padre permitirlo o fomentarlo?
Estamos advertidos:
Podemos “celebrar” el encuentro con los muertos
o con los espíritus malignos?
Hacerlo, puede ser bueno para nuestra vida y la de nuestros hijos?
La escuela, los amigos, el mundo
Deciden por los padres?
Por qué los niños deben participar de la celebración de los muertos y los espíritus?