EL BOCHORNO

ANTIVIRUS

La imagen de un hombre golpeando a otro en un espectáculo público, por la supuesta defensa del honor de su esposa, resulta patética, triste e invita a la reflexión.

El episodio tiene un trasfondo más grave de lo que aparenta, puesto que el agresor, el agredido y la mujer agraviada, forman parte de lo que se ha dado en llamar relaciones abiertas.

Es decir una abierta confrontación con lo que Dios ha establecido como forma ideal de las relaciones entre un hombre y un mujer, que es el matrimonio.

No debería sorprendernos que ocurran esta clase de hechos, porque forman parte de las consecuencias cuando las personas alteran sus comportamientos a niveles incontrolables.

El honor de una esposa agraviada no se defiende a golpes, sino con el  reconocimiento de sus virtudes como mujer idónea al lado de su esposo.

Todo lo demás es parte de la vertiginosa caída de los mitos del mundo y la confirmación que los tiempos del final se acercan cada día más.

Diego Acosta