EL PELIGRO DE LA LUJURIA

EL PELIGRO DE LA LUJURIA

El Hijo del Hombre recurre a una figura retórica para hablar de los riesgos que corremos con el pecado.

MATEO 5:29-30 Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.

Jesús apela a una exageración intencional para dejar planteado que ante los riesgos de una caída por causa del pecado, es mejor perder algo que consideramos valioso antes que retenerlo.

Es evidente que el Príncipe de Paz no está abogando por la auto-mutilación, porque somos mayordomos de nuestro cuerpo y también porque aunque sea un recurso extremo no podría superar a la lujuria.

Este pecado es el verdadero origen de la enseñanza de Jesús, puesto que está en nuestro corazón y nos afecta tanto, que puede ser la causa de nuestra perdición.

Profundizando en el argumento podríamos decir que el pecado debe ser eliminado en forma drástica y de allí la figura utilizada por el Hijo del Hombre.

Estamos entonces frente a dos consecuencias tremendas: la de la muerte espiritual y la evidencia de que la paga del pecado es la muerte. La advertencia sobre la lujuria adquiere un especial significado y magnitud.

Diego Acosta