El Hijo del Hombre llega hasta la orilla del Jordán para ser bautizado por Juan el Bautista. Pero éste se niega, por cuanto consideraba que el bautismo que practicaba era para arrepentimiento, algo que no condecía con la Perfección del Cordero.
MATEO 3:14 Juan dejó perfectamente establecida su posición al decirle a Jesús, que era él quién precisaba ser bautizado por el Hijo de Dios y no al revés.
MATEO 3:15 Jesús revela el Propósito de su presencia en la Tierra: Venía a identificarse con los pecadores y a morir por sus pecados. Jesús expresa que así conviene para que cumplamos con toda Justicia. Estas palabras puede interpretarse como la plena aceptación de la Voluntad de Dios.
Esta comparecencia delante de Juan es el primer episodio del Ministerio Terrenal de Jesús y tiene varios aspectos que deben ser remarcados.
- Representa su muerte y Resurrección
- Anticipa el sentido del bautismo cristiano
- Establece la primera identificación pública con aquellos por cuyos pecados habría de realizar el sacrificio de la expiación.
De esta manera se cumplía lo anunciado por Isaías 53:1: Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.
MATEO 3:16 Una vez consumado el bautismo en las aguas del río Jordán, los cielos le fueron abiertos y la sobrenatural presencia del Espíritu de Dios se posó sobre ÉL, con forma de paloma. De esta manera quedaba expuesto el carácter que tenía Jesús para el cumplimiento del Plan de Salvación para los hombres.
La humanidad puede ver en este episodio trascendental el comienzo de la consumación del perdón para los pecadores arrepentidos.
Diego Acosta