EL ABUELO SALOMÓN
Los hijos siempre se quejan y a veces amargamente, cuando sus padres los reprenden. Seguramente no saben, que esa es una de las mejores demostraciones de amor que puedan recibir.
Los humanos concebimos el amor de los padres, con gestos de cariño, con regalos, con actitudes obsequiosas. Pero nos equivocamos totalmente pensando así.
Yo he reprendido a mis hijos porque los amo!
Si no fuera así, simplemente me hubiera desentendido de cualquier situación en las que debería haber actuado, para hacerles comprender sus errores.
El padre y la madre, son los que más sufren cuando deben disciplinar a sus hijos, porque por naturaleza, no deberíamos hacerlo. De allí la importancia que tiene la firmeza.
No me arrepiento de la disciplina que apliqué a mis hijos y espero qué en su madurez, siendo ellos son padres, tengan la misma visión de lo que significa el amor hacia ellos.
El padre que reprende con amor, evita que sus hijos sean corregidos con rigor, por cualquier persona del mundo.
Diego Acosta