DEVOCIONAL
Sabemos que hay enseñanzas qué con el tiempo, van adquiriendo más importancia, porque ayudan a establecer normas de conducta.
Una de ellas fue el de una querida maestra, que luego de que ponderara su predicación, me llamó aparte y me dijo: Si me amas, no me alabes…
En ese momento mi reacción fue de sorpresa y ella simplemente me respondió: Piensa en lo que te dije, porque lo que has dicho me estimula la vanidad.
Y naturalmente pensé y mucho llegando a la conclusión de que a veces la ponderación, puede resultar dañina. Y lo que se hace con buena intención, puede tener consecuencias impensadas.
Mucho más, cuando quién recibe el juicio favorable, tiene la certeza de la sinceridad de la opinión. Me resultó bueno saberlo y comprenderlo, porque alentar la vanidad no es bueno para nadie. Y si es malintencionada, peor todavía.
1 Samuel 12:21
No os apartéis en pos de vanidades
que no aprovechan ni libran,
porque son vanidades.
Diego Acosta – Neide Ferreira