HIJOS DEL PADRE

HIJOS DEL PADRE

El Hijo del Hombre siguió enseñando a propósito del Mandamiento del Amor y de su dimensión.

MATEO 5:45 Para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.  Esta afirmación está dirigida a dejar la evidencia de como es el Amor de Dios.

Se extiende sobre los enemigos y es el Amor que ÉL brinda indiscriminadamente, pero el Hijo aclara la alternativa que existe ante este concepto.

Veamos Juan 8:44: Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.

Una vez más Jesús nos confronta con esta realidad: O seguimos a Dios o seguimos al Diablo. Dios brinda su Amor Eterno al elegido: Jeremías 31:3 Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.

David en el Salmo 145:9 destaca otro aspecto relacionado con el Dios Eterno: Bueno es Jehová para con todos, y sus misericordias sobre todas sus obras. De esta manera se explica lo que dijo Jesús: que el sol salía sobre buenos y malos y sobre justos e injustos.

Diego Acosta

LA INSENSATEZ

EL ABUELO SALOMÓN

Cada vez que queda en evidencia un error personal, lo atribuimos a varias causas, pero difícilmente admitiremos que somos los culpables de lo ocurrido.

Esta actitud es inherente a la condición humana y no debe extrañarnos que sea así, porque el insensato solo mira lo que tiene delante.

Tampoco valora la posibilidad de que sus hechos tengan consecuencias serias, porque solo depende de su propia sabiduría y tampoco es capaz de escuchar un buen consejo. O por lo menos bien intencionado.

El vivir alocadamente respondiendo a los estímulos de su propia visión de la vida, lo llevan por caminos que parecen buenos y que casi inexorablemente se convierten en malos.

Pareciera que al insensato siempre le queda el recurso de culpar a otros de sus hechos, porque entonces puede continuar haciendo aquello que la más mínima reflexión le impediría concretar.

Triste destino es el del insensato que no admite sus errores y vive en un permanente estado de inmadurez que lo aleja de la realidad y lo convierte en una víctima de sus propias decisiones.

Diego Acosta