LA PUERTA ABIERTA

DEVOCIONAL

Qué pasaría si viéramos que en nuestra congregación la puerta siempre está abierta? Tanto para entrar como para salir? Qué pasaría?

Estas preguntas me las he hecho varias veces a lo largo del tiempo, con el pensamiento puesto en lo que dijo Jesús: Que ÉL era la Puerta.

Siendo así, por qué nos afecta la puerta abierta?

Desde nuestra humana perspectiva pensamos que podemos abandonar nuestra Iglesia en cualquier momento y que nadie nos detendrá si deseamos irnos del lugar donde Dios desea que estemos.

He pensado también, que la congregación perfecta no existe, porque todos los que formamos parte de ella, somos humanos y como tales imperfectos.

No utilicemos la perfección como excusa y sí nos preocupemos por ayudar a mejorar la que tenemos, sabiendo que somos parte de la manada del Hijo del Hombre.

Hebreos 10:25
No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.

Diego Acosta / Neide Ferreira

La Tierra redonda

ANTIVIRUS

Desafiando las teorías que anunciaban la planicie del planeta, el portugués Fernando de Magalhães, bajo la autoridad de los reyes católicos, en estos días terminó hace más de 500 años la travesía del estrecho que con los años llevaría su nombre, pero en español.

Se cumplió así el mandato que se le había encomendado de unir los dos grandes Oceános: el Atlántico y el Pacífico, en la búsque de un nuevo rumbo hacia las Indias.

El estrecho separa el continente americano de la Isla Tierra del Fuego y es conocido por ser una de las travesías más difíciles e inhóspitas del mundo.

Tiene una longitud de 565 kilómetros y su navegación es considerada en nuestros tiempos, un auténtico desafío, lo que agiganta la misión cumplida por su descubridor.

Y confirmó contra algunas de las teorías de la época, que la Tierra era redonda y que no existían los confines que mencionaban quienes aseguraban que el planeta era plano.

Diego Acosta

CONGREGACIÓN SÉPTIMO MILENIO

 

NO ES FÁCIL

Cuando digo que crlourdeseo en Jesucristo, amo a Dios, sirvo a Dios, soy discípulo de Jesucristo, estoy diciendo:
Me arrepiento de mis pecados, no aborrezco a mi hermano, no soy vengativa, perdono las ofensas, pongo la otra mejilla, no sabe mi mano derecha lo que hace mi izquierda, no vivo esperando ser reconocido, aceptado o entendido, no seré egoísta, no soy avariciosa, no soy envidioso, no juzgo a mi hermano, no busco riquezas, lo que tengo es del Señor, no me justifico. Podría seguir pues la lista de los deberes como hijos de Dios es amplia. Solo con poner nuestros ojos en Jesús y después mirarnos a nosotros mismos ya tenemos una gran tarea. Si me quiero parecer a Él no debo fijarme en nadie más que en Él.
No es fácil, es necesario vivir mirándonos en Él, mejor no nos comparemos con nadie, ni nos justifiquemos con lo que hacen otros. La invitación es parecernos a Él, imitarle a Él, servirle a Él, seguirle a Él, poner los pies en sus pisadas, caernos y levantarnos, poner nuestros ojos en la meta y no parar. Él prometió estar conmigo todos los días, es una compañía real, Él no camina con cualquiera y yo no quiero ser uno cualquiera, me proclamo hija del Rey de Reyes, hija del Creador de los cielos y la tierra, por tanto no puedo deshonrarle. Amarás a Dios sobre todas las cosas.
NO ES FÁCIL, por eso dice la Palabra que: Muchos son los llamados y pocos los escogidos. Mt 22:14

Lourdes Diaz – España