LUCHAR Y ENSEÑAR
Es tiempo de comenzar a enfrentar al enemigo
y debemos hacerlo enseñando
a nuestros hijos sobre la Verdad,
quién la proclamó
y quién nos dió el Mandamiento del Amor.
Diego Acosta – BLOG del TIEMPO
Es tiempo de comenzar a enfrentar al enemigo
y debemos hacerlo enseñando
a nuestros hijos sobre la Verdad,
quién la proclamó
y quién nos dió el Mandamiento del Amor.
Diego Acosta – BLOG del TIEMPO
Jesús le pidió al Padre que no quitara de la Tierra
a sus discípulos, sino que los guardara..
Todos tenemos el gran Mandato,
de evangelizar y hacer nuevos discípulos,
comenzando por nuestros propios hijos.
Diego Acosta – MENSAJE
CONGREGACIÓN SÉPTIMO MILENIO
DEVOCIONAL
La Biblia nos advierte con rotundidad acerca de los riesgos que corremos cuando obramos con displicencia, con ligereza en los momentos importantes de nuestra vida.
Nos advierte para que no seamos sorprendidos por los ataques del enemigo, que con toda seguridad se producirán, en la misma proporción en la que obremos cumpliendo los Mandatos que hemos recibido.
Puedo tener y lo digo por experiencia personal, la más completa seguridad de que el enemigo intentará afectarnos, en el momento mismo en que seamos fieles a Dios y por lo tanto contrarios a sus nefastas intenciones.
Esta advertencia no es para despertar temor, sino todo lo contrario, es un llamado de atención para que busquemos de obrar siempre con la cobertura poderosa de la Sangre de Jesús.
No es solamente una cuestión personal sino que es mi obligación, la de guardarme y la de pedir cuidado de mis amados allí donde se encuentren, al Único que nos puede dar la seguridad de que el mal puede ser derrotado, si dejamos que ÉL libre nuestras batallas y no obremos desaprensivamente.
1 Pedro 5:8
ES – Sed sobrios, y velad;
porque vuestro adversario el diablo,
como león rugiente,
anda alrededor buscando a quien devorar
PT – Sede sóbrios, vigiai,
porque o diabo, vosso adversário,
anda em derredor, bramando como leão,
buscando a quem possa tragar
Diego Acosta / Neide Ferreira
ANTIVIRUS
A fuerza de conocer detalles de la forma en que está creciendo la maldad en el mundo, vamos perdiendo la capacidad de asombro y por tanto la capacidad de repudiar lo malo.
Por esta razón es que advertimos acerca de la necesidad de no anestesiarnos, a no permitir que cada día más, nos resulte indiferente lo que sucede.
No importa donde ocurre, ni si está lejano o cercano, lo que nos debe impactar es que poco a poco vamos justificando de un modo o de otro, aquello que no es otra cosa que un nuevo triunfo de a maldad de la especie.
El caso en la India de la niña de tres años que fue secuestrada, violada y decapitada, no debe conmovernos por lo morboso del caso, debe afectarnos porque tres hombres mayores fueron capaces de semejante barbaridad.
No permitamos que la maldad cotidiana, afecte nuestra conciencia. Y nos haga inmune ante el dolor y la obra del enemigo de la fe.
Diego Acosta