A BÍBLIA – 1 Timóteo 4:6-16

Paulo exorta seu jovem discípulo para que persevere no ensinamento e na doutrina.

Propondo estas coisas aos irmãos, serás bom ministro de Jesus Cristo, criado com as palavras da fé e da boa doutrina que tens seguido.

Mas rejeita as fábulas profanas e de velhas e exercita-te a ti mesmo em piedade.

Porque o exercício corporal para pouco aproveita, mas a piedade para tudo é proveitosa, tendo a promessa da vida presente e da que há de vir.

Esta palavra e fiel e digna de toda a aceitação.

10 Porque para isto trabalhamos e lutamos, pois esperamos no Deus vivo, que é o Salvador de todos os homens, principalmente dos fiéis.

11 Manda estas coisas e ensina-as.

12 Ninguém despreze a tua mocidade; mas sê o exemplo dos fiéis, na palavra, no trato, no amor, no espírito, na fé, na pureza.

13 Persiste em ler, exortar e ensinar, até que eu vá.

14 Não desprezes o dom que há em ti, o qual te foi dado por profecia, com a imposição das mãos do presbitério.

15 Medita estas coisas, ocupa-te nelas, para que o teu aproveitamento seja manifesto a todos.

16 Tem cuidado de ti mesmo e da doutrina; persevera nestas coisas; porque, fazendo isto, te salvarás, tanto a ti mesmo como aos que te ouvem.

www.septimomilenio.com

 

LA BIBLIA – 1 Timoteo 4: 6-16

Pablo exhorta a su joven discípulo a que persevere en la enseñanza y la doctrina.

Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido.

Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad;

porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera.

Palabra fiel es esta, y digna de ser recibida por todos.

10 Que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen.

11 Esto manda y enseña.

12 Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza.

13 Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza.

14 No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio.

15 Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos.

16 Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.

www.septimomilenio.com

 

 

LLAMITA…

flamme

Como iluminaría nuestro camino la magnitud de nuestra fe?

Alcanzaría para ver a lo lejos o apenas haría visible nuestros pasos más inmediatos?

Estas preguntas deberían ser las más habituales que nos podamos hacer quienes nos llamamos hijos de Dios. Pero no ocurre así.

La primera vez que escuché este aparente juego de palabras o de imaginación, sonreí pensando con la idea de que se trataba de algo tan sencillo como elemental.

Con el paso del tiempo fui comprendiendo que se trataba de cuestiones fundamentales. No tenían nada de sencillo ni eran pequeños juegos.

El alcance de nuestra fe, siempre será una cuestión en continua revisión. Hoy será mayor, pero mañana puede menguar y pasado mañana ser todavía menor.

Todo depende, según mi propia experiencia de la forma en que se desarrollen los acontecimientos que nos afectan en forma directa.

Si son favorables estaremos pletóricos de fe, pero si lo que deseamos no se concreta,  disminuirá continuamente.

Entonces comprenderemos por qué nuestros caminos a veces los vemos oscuros y muy pocas veces muy claros, luminosos.

Las tinieblas que nos impiden ver por donde caminamos son la exacta medida de la fe con la que vivimos. Las tribulaciones muchas veces pueden llegar hasta acabar con la débil llamita que se agita en nuestro interior.

Puedo afirmar que desde hace un tiempo, muy poco lamentablemente, he comenzado a ver más claros mis caminos.

La llama de mi fe está superando las tinieblas que producen los fracasos, las decisiones erradas, las motivaciones equivocadas, los sueños irrealizables.

La confianza en el Señor es el mejor alimento para la llama de nuestra fe!

Isaías 12:2

He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH Jehová, quien ha sido salvación para mí.

Diego Acosta / Neide Ferreira

www.septimomilenio.com