Los verdaderos hijos de Abraham – JESÚS Y MATEO XXVIII

La confrontación de Juan el Bautista con los fariseos y saduceos, tuvo a Abraham por protagonista, tras reclamarles que dieran frutos de arrepentimiento.

MATEO 3:8 La condición de hijos del Patriarca que podían esgrimir quienes se oponían a Juan, quedó rápidamente desvirtuada cuando les dijo que Dios podía levantar de las piedras que bordeaban el Jordán hijos de Abraham.

Con esta declaración, estaba dejando en claro que los hijos de Abraham, no eran los descendientes naturales de él, sino aquellos que fueran ejemplares en el seguimiento de la fe y creyeran y cumplieran la Palabra de Dios.

Pablo dejó explicada magistralmente esta cuestión en su Carta a los Romanos en el capítulo 4 del 13-16: 13 Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe.
14 Porque si los que son de la ley son los herederos, vana resulta la fe, y anulada la promesa.
15 Pues la ley produce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión.
16 Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros.

La confianza que tenían los fariseos y saduceos en su descendencia física, provocaba su muerte espiritual, ya que se apartaban de la fe en Dios.

Y si ponían su confianza en la Ley para ser herederos, convertían en vana la fe y por tanto quedaba anulada la Promesa que el Eterno formuló a Abraham.

Por tanto era la Justicia de la Fe la que conferió a Abraham y su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo. Que sea así, por Fe es para que sea por Gracia, abarcando a los de la Ley y a los que tienen la Fe de Abraham.

Diego Acosta

 

 

El evangelista analfabeto

DEVOCIONAL

Hay pocas historias de las que tengo un recuerdo más cariñoso, que la del evangelista que era analfabeto. Cuando la escuché por primera vez me asombró.

Las siguientes veces que la repetí, me resultaron consoladoras porque comprendí la Grandiosa Obra que Dios puede hacer en la vida de las personas.

El evangelista era un hombre que vivía en la más extrema pobreza, pero cada día encontraba la forma de transitar difíciles caminos para llegar a algún humilde poblado, donde predicar el Evangelio.

Así como yo me sorprendí, porque era analfabeto, también las personas que lo escuchaban se asombraban y muchas no entendían como era posible que sin saber leer y escribir, pudiera hablar con tanta elocuencia de la Palabra de Dios.

La respuesta era tan sencilla, como él mismo la explicaba: No pude estudiar, pero sí escuchaba primero a mi abuelo y después a mi padre, que me hablaban de Jesús. Y así aprendí, de oír…!

Romanos 10:17
ES –
Así que la fe es por el oír,
y el oír, por la palabra de Dios.

PT – De sorte que a fé é pelo ouvir,
e o ouvir pela palavra de Deus.
 

Diego Acosta / Neide Ferreira

HACEDORES

CONGREGACIÓN
SÉPTIMO MILENIO

MENSAJE

Pablo nos enseñó que debemos actuar como creyentes haciendo obras que demuestren nuestra fe.

Esta cuestión esencial es la que pone en evidencia que realmente somos hombres y mujeres nuevos, nacidos tras el bautismo, en el que demostramos públicamente nuestra aceptación del Señor como nuestro Salvador.

Con estos sencillos argumentos debemos mostrarnos al mundo como ejemplos vivientes de la transformación que ha cambiado nuestras vidas, en cosas tan evidentes como nuestro comportamiento, nuestra actitud, nuestra vocación de servir al prójimo.

Frente a estos planteamientos podemos analizar otra clase de situaciones, principalmente las que se verifican en muchas congregaciones. Según Pablo somos hacedores de obras que muestran nuestra fe.

Pero esa forma de obrar, se transforma en un vértigo de actividades que convierten a las iglesias en auténticos ámbitos donde pareciera que quienes no participen o lo hagan con menos intensidad, son menos creyentes o tienen una fe no tan grande.

Es esto correcto?

De ninguna manera. Pablo no nos demandó ser hacedores frenéticos, nos habló de que debemos de hacer obras, pero no convertirnos en máquinas que están siempre en movimiento.

Podría entenderse esto como una crítica, pero nada es más alejado de la intencionalidad con que ha sido formulada la idea. El propósito es llamar la atención sobre este frenesí de hacer cosas, todos los días a ser posible.

Las congregaciones tienden a mostrar su nivel de actividades como una medida de la fe que las mueve, pero esta afirmación es muy discutible, si la interpretamos con otra forma de entender la vida de creyentes.

Servir al prójimo, SÍ. Servirnos del prójimo, NO. Pero esto es diferente de caer en el frenesí de ocupar todos los días con actividades, que tal vez lo que demuestran en la voluntad de exhibirse como hacedores.

Y tal vez lo más importante: Qué tiempo le dedicamos a nuestra relación como congregación con el Señor?

Las actividades son buenas y necesarias, pero es fundamental que se vean respaldadas por tiempos preciosos de oración y comunión con el Eterno, porque entonces sí verdaderamente podemos crecer como hacedores de la fe.

Reflexionar sobre esto, puede parecer frustrante, porque significaría que estamos abandonando las actividades que nos tienen ocupados constantemente, pero el frenesí no es sinónimo de relación con el Señor.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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EPÍSTOLA A LOS ROMANOS / ES / 5

 

Romanos 1:5

 Y por quien recibimos la gracia y el apostolado,

para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre

COMENTARIOS

Gracia: es el primer anuncio de que los pecadores recibimos el perdón y la salvación sin merecerlos, como un auténtico presente de Dios. Sin ninguna condición y sin posibilidad que ningún esfuerzo humano pudiera lograrlo.

Gracia: es el favor inmerecido de Dios, de llamarnos a su lado, aun siendo indignos.

Apostolado: Siempre se refiere a los doce y excepcionalmente a otros creyentes a quienes Dios haya llamado específicamente para llevar el mensaje de Salvación.

Por desobediencia  deliberada de Adán y Eva, fuimos apartados de la Gloria de Dios, pero por la obediencia deliberada hacia Cristo somos reconciliados con Dios.

Fe: no en doctrinas sino en Cristo.

Diego Acost

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FILÓSOFO

Un amigo defendía con argumentos filosóficos, algunas cuestiones relacionadas con pensamientos que objetan la relación con Dios.

Decía que seguir a un dios era una mera cuestión cultural, que en muchos casos se llevaba o se manifestaba en el lecho de muerte.

Incluso llegó a afirmar que ante la inexistencia de un dios, los propios hombres se crearon el suyo a su imagen y semejanza.

Pienso que en algunas ocasiones no es sensato rebatir argumentos como los expuestos, porque mezclan cuestiones racionales con la fe.

Lo racionar se entiende desde el pensamiento y la fe desde la propia fe. Por tanto tratar de hacer entender a una persona lo que significa la fe, es poco menos que imposible.

A menos que intervenga en nuestro auxilio el Espíritu Santo y cambio en un momento, todo lo que nos puede resultar estéril o  poco constructivo.

No fue el caso de mi amigo, que persistió en sus argumentos, aún aceptando que no descartaba que en sus momentos finales, tuviera la necesidad de reclamar la presencia del Eterno.

Mateo 16:8

Jesús, les dijo:

¿Por qué pensáis dentro de vosotros, hombres de poca fe, que no

tenéis pan?

Mateus 16:8

E Jesus, percebendo isso, disse:

Por que arrazoais entre vós, homens de pequena fé, sobre o não vos

terdes fornecido de pão?

Diego Acosta / Neide Ferreira

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