EN EL DESIERTO

DEVOCIONAL

Estaríamos dispuestos a predicar en el desierto como lo hacía Juan el Bautista? Difícilmente, porque antes nos aseguraríamos qué alguien pudiera escucharnos.

Al hijo de Elizabeth venían vecinos de Jerusalén, Judea y de las poblaciones cercanas al Jordán y su mensaje era siempre el mismo: Arrepentíos.

No complacía a quienes llegaban hasta la ribera del río, sino que les reclamaba que se arrepintieran y dieran frutos que demostraran su arrepentimiento por los pecados cometidos.

Esa dureza que exhibía ante los fariseos y saduceos que venían para ser bautizados, demostraba que no estaba allí para lograr aceptación y por eso los llamaba generación de víboras.

Solamente estaba abriendo el camino para la llegada de quién él, Juan, se declaraba, que ni siquiera era digno de llevar su calzado. Y el que vendría los bautizaría con el Espíritu Santo.

La grandeza de Juan, es el testimonio de su humildad. De allí la pregunta si seríamos capaces de predicar en el desierto. Lo haríamos por Jesús o por nosotros?

Mateo 3:12
Su aventador está en su mano, y limpiará su era;
y recogerá su trigo en el granero,
y quemará la paja en fuego que nunca se apagará
.

Diego Acosta / Neide Ferreira

Los verdaderos hijos de Abraham – JESÚS Y MATEO XXVIII

La confrontación de Juan el Bautista con los fariseos y saduceos, tuvo a Abraham por protagonista, tras reclamarles que dieran frutos de arrepentimiento.

MATEO 3:8 La condición de hijos del Patriarca que podían esgrimir quienes se oponían a Juan, quedó rápidamente desvirtuada cuando les dijo que Dios podía levantar de las piedras que bordeaban el Jordán hijos de Abraham.

Con esta declaración, estaba dejando en claro que los hijos de Abraham, no eran los descendientes naturales de él, sino aquellos que fueran ejemplares en el seguimiento de la fe y creyeran y cumplieran la Palabra de Dios.

Pablo dejó explicada magistralmente esta cuestión en su Carta a los Romanos en el capítulo 4 del 13-16: 13 Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe.
14 Porque si los que son de la ley son los herederos, vana resulta la fe, y anulada la promesa.
15 Pues la ley produce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión.
16 Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros.

La confianza que tenían los fariseos y saduceos en su descendencia física, provocaba su muerte espiritual, ya que se apartaban de la fe en Dios.

Y si ponían su confianza en la Ley para ser herederos, convertían en vana la fe y por tanto quedaba anulada la Promesa que el Eterno formuló a Abraham.

Por tanto era la Justicia de la Fe la que conferió a Abraham y su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo. Que sea así, por Fe es para que sea por Gracia, abarcando a los de la Ley y a los que tienen la Fe de Abraham.

Diego Acosta

 

 

Juan el Bautista sigue cuestionando – JESÚS Y MATEO XXVII

El enfrentamiento entre Juan el Bautista y los fariseos y saduceos, tuvo una implicancia especialmente llamativa, para las creencias de la época.

MATEO 3:7, en la segunda parte del versículo, tras llamarlos generación de víboras, les formula una pregunta: Quién os enseñó a huir de la ira venidera.

Esta cuestión representó otro duro ataque de Juan, porque aludía a dos referencias del Antiguo Testamento. Una de ellas era Ezequiel 7:9 Y mi ojo no perdonará, ni tendré misericordia;
según tus caminos pondré sobre ti, y en medio de ti estarán tus abominaciones;
y sabréis que yo Jehová soy el que castiga.

La otra referencia es la de Sofonías 1:8
Y en el día del sacrificio de Jehová
castigaré a los príncipes, y a los hijos del rey,
y a todos los que visten vestido extranjero.

Esta manifiesta alusión a la ira prometida en el Día del Señor, debió haber afectado gravemente a sus destinatarios, por cuánto ellos creían que la Ira no estaba reservada a los judíos sino a quienes no pertenecían a su pueblo.

Esto puede ayudar a entender la gravedad que tenía para los fariseos y saduceos y también los escribas, el anuncio de que pronto vendría el Mesías y lo que podía significar para el poder que detentaban en la sociedad de su tiempo.

MATEO 3:8 Trás estas severas recriminaciones, Juan les pidió que hicieran frutos dignos de arrepentimiento. Debemos comprender que el arrepentimiento y la fe están indivisiblemente unidos y no son otra cosa  que una manifestación de la conversión.

El arrepentimiento significa volver la espalda al pecado y la fe, volver a Dios. Por tanto los frutos dignos de arrepentimiento pueden interpretarse como una identificación con las obras que produce la fe, luego del arrepentimiento de los pecados.

La  profundidad del tema, explica también la magnitud de la separación de las posturas entre Juan y los representantes del liderazgo judío de la época.

Diego Acosta

El que tiene oídos para oír…

Jesús nos confronta ante la decisión
de oír su Mensaje
o de no aceptarlo,
en cuyo caso caemos en la rebeldía.

Los fariseos y los escribas
fueron llamados hipócritas por Jesús

porque se negaron a escuchar sus Palabras
y establecían normas que ellos mismos no cumplían.
Diego Acosta – MENSAJE DOMINICAL

CONGREGACIÓN SÉPTIMO MILENIO

Fariseos y saduceos – XXVI

Juan el Bautista se enfrentó a los miembros de dos sectas
a los que llamó Generación de víboras,
por ser quienes dominaban la vida espiritual de Israel,
por su legalismo en un caso y su oportunismo en el otro.
Fariseos y saduceos aunque no eran afines,
se unieron para enfrentar al Hijo del Hombre.
JESÚS Y MATEO