JERICÓ

Blog del TIEMPO!

En el sexto Capítulo del LIbro de Josué se narra el impresionante episodio de la conquista de Jericó por las huestes de Israel, al mando del hijo de Nun, dando cumplimiento al Mandato de Jehová.

 Al séptimo día se levantaron al despuntar el alba, y dieron vuelta a la ciudad de la misma manera siete veces; solamente este día dieron vuelta alrededor de ella siete veces.

16 Y cuando los sacerdotes tocaron las bocinas la séptima vez, Josué dijo al pueblo: Gritad, porque Jehová os ha entregado la ciudad.

17 Y será la ciudad anatema a Jehová, con todas las cosas que están en ella; solamente Rahab la ramera vivirá, con todos los que estén en casa con ella, por cuanto escondió a los mensajeros que enviamos.

18 Pero vosotros guardaos del anatema; ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, no sea que hagáis anatema el campamento de Israel, y lo turbéis.

19 Mas toda la plata y el oro, y los utensilios de bronce y de hierro, sean consagrados a Jehová, y entren en el tesoro de Jehová.

20 Entonces el pueblo gritó, y los sacerdotes tocaron las bocinas; y aconteció que cuando el pueblo hubo oído el sonido de la bocina, gritó con gran vocerío, y el muro se derrumbó. El pueblo subió luego a la ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y la tomaron.

Un grupo de estudiosos desafían lo revelado por la Palabra de Dios y argumentan que en realidad, la conquista de Jericó fue un fenómeno que tuvo por protagonistas a las armas dadas a los hombres por los alienígenas que visitaron la tierra en épocas anteriores.

Cuánta imaginación hace falta, para negar la evidencia y sobre todo para crear teorías que son tan increíbles como fantásticas. Negar el Poder del Eterno, también puede convertirse en una forma de satisfacer la vana-gloria y vivir de ella.

Diego Acosta

www.septimomilenio.com

JERICÓ

Por qué será que los hombres dudamos tanto?

Por qué será que no nos bastan todos los milagros realizados por Jehová?

Por qué será que ante la menor dificultad nuestro ánimo decae?

Podría seguir con una larga serie de preguntas, porque son las mismas que me asaltan una y otra vez. Lo digo en tiempo presente, porque en el pasado también ocurrió.

Tal vez lo más serio, es que en el futuro, seguirá ocurriendo…duda tras duda!

Los tiempos verbales a veces contribuyen a confundirnos. En realidad, cuando decimos presente, ya es pasado…porque todo pasa y solamente queda el futuro.

Esto lo debió entender Josué, cuando el Eterno le anunció que le entregaría a Jericó, a su rey y a sus hombres de guerra.

Recibió Josué precisas instrucciones sobre cómo deberían obrar para que se concretara el anuncio. Y los israelitas creyeron y vivieron el milagro.

Fue dicho y fue hecho!

Me pregunto: Si alguien me dijera que rodeara una ciudad para que cayera en mi poder, lo haría? Sería capaz de gritar, para que los muros fueran derribados?

La respuesta es un rotundo NO!

Entonces como puedo decir que soy un hombre de fe?

Es evidente que no debería decirlo y también es evidente la paciencia del Soberano para con mi incredulidad y para mis repetidos actos de desobediencia.

Incredulidad por no aceptar las evidencias y desobediencia por no asumir que todas las promesas de Dios, están cumplidas en el tiempo de decirlas.

Solamente resta el tiempo en que yo pueda verlas!

Así ocurrió con Jericó: Hubo un anuncio a Josué de lo que ocurriría… y ocurrió!

Hasta cuando dudaré?

Josué 6:20

ES –  Entonces el pueblo gritó, y los sacerdotes tocaron las bocinas; y aconteció que cuando el pueblo hubo oído el sonido de la bocina, gritó con gran vocerío, y el muro se derrumbó. El pueblo subió luego a la ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y la tomaron.

Pt – Gritou, pois, o povo, tocando os sacerdotes as buzinas; e sucedeu que, ouvindo o povo o sonido da buzina, gritou o povo com grande grita; e o muro caiu abaixo, e o povo subiu à cidade, cada qual em frente de si, e tomaram a cidade.

Diego Acosta / Neide Ferreira

www.septimomilenio.com