CONGREGACIÓN
SÉPTIMOMILENIO
Podemos tener la absoluta certeza de que estamos viviendo tiempos especialmente singulares. Podríamos decir que muy graves.
Se puede argumentar que a lo largo de la historia, siempre hubo generaciones de hombres que tenían razones para afirmar exactamente lo mismo.
Pero, entendemos que hay una diferencia. Si todo lo relacionado con Israel, es como un símbolo del reloj del tiempo de Dios, entonces comprenderemos que estamos viviendo un tiempo muy especial.
Hay dos hechos que cumplen profecías y por lo tanto, permiten marcar referencias concretas con relación al fin de los tiempos anunciado por Jesús.
Israel ha establecido parte de su territorio con la Guerra del 67 y también en ese mismo conflicto, recuperó luego de más de 1.900 años el control de la Ciudad Santa.
Esto significa que después de la destrucción del Templo en el año 70, Israel volvió a ser una Nación con una capital única e indivisible que es Jerusalén.
A partir de estos conceptos, bien podríamos afirmar que el mundo registra una constante decadencia moral, que se manifiesta ya no solo en la rebeldía a Dios, sino también en un desafío permanente.
En este proceso también son protagonistas los que por comisión o por omisión, manifiestan su tolerancia frente a hechos que son totalmente opuestos a la Majestad del Eterno.
Tolerar parece haberse convertido en uno de los símbolos del modernismo, de lo progresista y también de una forma de expresar el amor hacia el prójimo.
Con estos falsos argumentos se tolera cada vez más, el pecado que es una ofensa al Espíritu, se admiten conductas que Dios prohíbe y se ataca a quienes no transigimos con semejantes comportamientos.
Alemania fue el último país en admitir el matrimonio entre personas del mismo sexo y su canciller Angela Merkel tuvo que votar en contra para ser fiel a sus convicciones espirituales.
Ella dejó un notable ejemplo de coherencia entre gobernar y la fidelidad hacia su fe cristiana. Todo un símbolo de este tiempo.
No nos confundamos: Dios odia el pecado y ama al pecador. Pero eso no significa la tolerancia hacia cualquier conducta que se oponga a sus mandamientos.
Cada día hay menos margen para definirse!
Estamos con Dios o en contra de ÉL siendo tolerantes!
Diego Acosta
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