UNA CASA

CONGREGACIÓN
SÉPTIMO MILENIO

En una ocasión una joven pareja planteó sus dudas acerca de irse a vivir juntos o casarse.

En ese momento nos pareció una cuestión sencilla y además casi innecesaria, pensando en que en el mundo cada uno hace lo que le parece bien.

Sin embargo con el paso de los años  y luego de haber reconocido a Jesús como Señor de mi vida, este tema se planteó con mucha frecuencia, pues los jóvenes persistían en planteamientos similares.

Es evidente que el mundo influye poderosamente sobre el ánimo y sobre las decisiones de quienes en un determinado momento, creen haber encontrado a su compañero o a su compañera perfecta.

Cuando estas circunstancias están claras, la cuestión del casamiento parece más una antigüedad o cosas de viejos o de los padres, que lo plantean como algo deseable.

Resulta bastante difícil intervenir y defender la necesidad del compromiso nupcial, porque además de innecesario se piensa que no agrega nada y simplemente es una convención de la sociedad.

Cuando este tema es cuestión de análisis en una congregación, adquiere otra dimensión y también son necesarios otros argumentos. Eso es precisamente lo que me hizo recordar lo relacionado con el casamiento.

Recordé que tuve el privilegio de haber tenido una sabia maestra, quién habló en una fría tarde de sábado en un estudio bíblico, acerca de la obligación que teníamos los creyentes de casarnos para convivir.

Ella hizo alusión a aquella frase, que un hombre y una mujer cuando se unen forman una sola carne. Se refería a lo establecido por el Eterno en Génesis 2:24.

Eso traducido a la práctica, la maestra nos explicó que era como construir una casa en la arena o una casa firmemente apoyada en la roca. A una casa basada en la arena, una tormenta fuerte, podía destruirla fácilmente.

Y ese sería el caso de un hombre y una mujer que decidían vivir juntos sin casarse.

Pero quienes construyeron su casa sobre la roca, es decir uniendo sus vidas delante de Dios, podrían afrontar las tormentas de la convivencia, sin que peligrara esa vivienda maravillosa que es el matrimonio.

En definitiva esa es la cuestión. Casarse para un hombre y una mujer, no es otra cosa que decidir construir su morada sobre arenas movedizas o sobre la Roca inmutable. Para no olvidar nunca, cuando se deba tomar esta gran decisión del matrimonio!

Diego Acosta / Neide Ferreira

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EL NIÑO SOLO

CONGREGACIÓN
SÉPTIMO MILENIO

Observando con algún detenimiento, podemos advertir como este tiempo se ha convertido en lo que siempre nos temimos: Un auténtico festival de emociones y compras.

Y a ese clima, de regalos y sonrisas forzadas, lo llamamos fiestas!

Pareciera que nos hubiéramos olvidado de lo importante, de lo trascendente y simplemente nos quedamos con lo superfluo, con lo estrictamente prescindible.

Y a eso le llamamos fiestas!

Por estas razones nos puede llegar a sorprender cuando vemos algún mensaje callejero que menciona a la Navidad. Y nos parece sorprendente y por qué no, hasta fuera de lugar.

Pensándolo bien, Jesús no precisa de nuestro reconocimiento o de nuestra memoria!

Ni siquiera que hagamos mención de su nacimiento, porque ÉL está por encima de la pequeñez y ruindad de los hombres, a los que vino a Salvar y a concederles el perdón por sus pecados.

De aquella humildad con la que impactó a los hombres y mujeres de su tiempo, nadie se acuerda y mucho menos lo toma como una referencia para sus vidas.

De aquella decisión Soberana del Padre de enviar a su Hijo para cumplir su plan de Salvación para la humanidad, casi nadie hace Memoria, porque estamos ocupados en los pequeños menesteres festivos de este tiempo.

Así es como nos fuimos alejando del espíritu con que el Padre cumplió con sus promesas de enviar un Salvador al mundo, que es completamente ajeno a la hipocresía mundana.

Con Jesús no hay lugar para la frivolidad ni para la hipocresía, tal y como podemos ver en estos días, en los que el falso-amor inunda al mundo de esa armonía que solo parece resolverse con compras y más compras.

Mientras tanto hay un niño que está más solo que nunca, en la humildad de su lugar de nacimiento, con el amor de su madre y el respeto de quién sería su padre terrenal.

Con humildad y temor y temblor, nos inclinamos ante la Majestad de ese niño que vino al mundo como Salvador y volverá muy pronto como Rey de reyes y  Señor de señores.

Aunque muchos puedan ignorar a ese niño que está solo en su humildad, somos también muchos los que lo honramos dando gracias por su Amor.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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ORACIÓN. Por los evangelistas

Oremos por los hombres y mujeres que hablan de Jesús!

Oremos por quienes no se avergüenzan del Evangelio!

Oremos por los que predican en el desierto!

Oremos por los que son Luz en las tinieblas del mundo!

Oremos por ser capaces de vencer el miedo y evangelizar!

Oremos por cumplir el Mandato del Hijo del Hombre!

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EL AMOR…!

DEVOCIONAL

Jesús estableció el Mandamiento del Amor para con el prójimo y también para con el enemigo. Es una forma superior del Amor, que trasciende a todo entendimiento y razón.

Puedo comparar ese Amor con el amor del mundo?

Puedo, pero hasta resulta casi innecesario, por diferentes y por ser manifiestamente opuestos. Uno es la expresión de lo Sublime y el otro la manifestación de lo vulgar y lo carnal.

Lo grave, es que muchas personas pueden entender que la propuesta frívola y mundana es la correcta, pensando en lo que se puede ver todos los días, a cualquier hora y en cualquier lugar.

Pensando en esto, hago Memoria de uno de los más extraordinarios escritos inspirados, que es el Cantar de los Cantares, donde el Amor se manifiesta entre un hombre y una mujer como nadie lo ha hecho luego.

Es bueno que no confunda  la grosería carnal  con el Amor de Dios, porque uno está fundamentado en las más bajas pasiones de los seres humanos y el otro, lo exalta para generar la Vida.

Cantares 2:10
ESMi amado habló, y me dijo:
Levántate, oh amiga mía, hermosa mía,
y ven.

PT O meu amado fala e me diz:
Levanta-te, amiga minha, formosa minha,
e vem.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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