AMAR…!

 

CONGREGACIÓN
SÉPTIMO MILENIO

Seguramente todos ponemos en práctica lo que nos manda la Palabra, de hacer lo que Dios pone en nuestras manos. Y seguramente lo hacemos tanto si nos alegra como si no nos satisface tanto.

Pensamos que lo importante es cumplir!

Sin embargo el Espíritu a lo largo de los últimos años me ha mostrado y demostrado, que no basta con cumplir. Que aunque es bueno que así sea, el sentido de hacer está incompleto, tal y como lo practicamos.

Falta: Amar lo que hacemos!

Y seguramente nos podremos preguntar qué razón o qué razones habría para que además de ser fieles al Mandato, amemos la obra de nuestros talentos o capacidades?
Tan legítima es la pregunta que el propio Eterno nos responde a través del Texto, cuando habla de la bendición que significa que seamos fieles cumplidores y que en todo y por todo demos gracias.
En lo personal suelo aplicarme estos conceptos, cuando dudo o cuando cometo la torpeza de prestar mis oídos a los ataques del enemigo, que denigra y menosprecia aquello que hago sabiendo que lo hago para el Todopoderoso.
Y en esa lucha que siempre tendremos contra el enemigo, en cada día y en cada cosa, es cuándo podremos comenzar a comprender el sentido que tiene amar lo que hacemos.
Ese Amor nos diferencia del resto de los hombres, que trabajan para satisfacer sus afanes, su vanidad y su voluntad de sentirse superiores a quienes los rodean.
Amando lo que hacemos nos inmunizamos contra el desánimo, contra la queja, contra nuestra propia debilidad humana, contra el pensamiento de desear agradar y justificarnos ante los demás.
Si trabajamos para Dios y por ÉL, pongamos amor en nuestra obra, porque solamente así tendrá el verdadero significado de pasar de convertirse en algo convencional u obligatorio, en una auténtica Obra para contribuir al objetivo supremo de extender el Reino.
Ese Amor nos dará fuerzas y nos impulsará a ser buenos padres, esposos, hijos y también a ser los hombres y mujeres que el Señor precisa, para que llevemos las Buenas Nuevas, a otros que como nosotros vivíamos en la ignorancia y la oscuridad y ahora vivimos en la plenitud de la Verdad y la Luz.

Diego Acosta / Neide Ferreira

www.septimomilenio.com

EL PRÓJIMO

DEVOCIONAL

La muerte de una conocida de muchos años, permitió saber lo que ocurrió en los últimos meses de su vida, afectada como estaba por una dolorosa enfermedad.

Tan grave fue su estado que prácticamente estuvo impedida de realizar la menor de las tareas. A pesar de su agrio carácter y de sus actitudes de rechazo, un grupo de mujeres cercanas a ella tomaron una decisión.

Sin tener en cuenta sus malas actitudes, decidieron ayudarla en todo lo que precisara y se organizaron para asistirla en su casa, todos los días de la semana.

Cuando conocí lo que había pasado, recordé el sentido bíblico del prójimo. A quién ayudamos y a quién dejamos de ayudar, a pesar de poder hacerlo.

Ninguna de estas mujeres que sirvieron a la enferma ahora muerta, recibieron ningún tipo de agradecimiento y siempre palabras de reproche. Pero perseveraron, porque entendieron que era lo que debían hacer.

El único reconocimiento que tendrán será el más valioso de todos: El del Señor!

Mateo 25:34-35
Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.
Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis.

Mateus 25:34-35
Então, dirá o Rei aos que estiverem à sua direita: Vinde, benditos de meu Pai, possuí por herança o Reino que vos está preparado desde a fundação do mundo.
P
orque tive fome, e destes-me de comer; tive sede, e destes-me de beber; era estrangeiro, e hospedastes-me.

Diego Acosta / Neide Ferreira

www.septimomilenio.com

 

 

REACCIONAR

DEVOCIONAL

Un simple hecho, puede alterar nuestros comportamientos y hacernos olvidar lo sustancial.

Esta reflexión se origina en un episodio que en un principio tuvo mucho de casual, pero que en su momento me alteró y preocupó.

Tanto que tuvo que ser el Espíritu, quién me hiciera volver a la realidad y recordar que siendo hijo de Dios, no podía comportarme de esa manera.

Era necesario reaccionar!

Tengo conciencia de que todo lo que me ocurre está bajo la Soberana Voluntad del Eterno, por tanto cada actitud que adopte tiene que reflejar mi obediencia y mi fidelidad.

Pero, si no consigo reaccionar ante un hecho más o menos trivial, cómo tendré una responsabilidad mayor en mi parte de la extensión del Reino?

Como podré afrontar cuestiones verdaderamente importantes, sino soy capaz de obrar ante lo pequeño o circunstancial?

En definitiva, es necesario que aprenda a obrar como hijo de Dios, no como un hombre temeroso ante otros poderes nefastos. Teniendo como tengo la certeza, que no hay Poder mayor que el del Altísimo!

Jeremías 10:6

No hay semejante a ti,
oh Jehová;
grande eres tú,
y grande tu nombre en poderío.

Jeremias 10:6

Ninguém semelhante a ti,
ó Senhor;
tu és grande,
e grande é o teu nome em força.

Diego Acosta / Neide Ferreira

www.septimomilenio.com

 

QUÉ PASARÍA…?

DEVOCIONAL

Evocando un pasaje del Ministerio de Jesús, me preguntaba qué pasaría si ÉL me dijera Sígueme, como  le dijo a varios de quienes fueran sus discípulos.

Obviamente las circunstancias son irrepetibles, pero no es menos cierto que aplicando sus propias expresiones, puedo llegar a pensar que ÉL me está mandando algo personalmente.

Si aplico me diste de beber, cuando le acercaste un vaso con agua a un necesitado, lo mismo puedo hacer cuando se me indica que debo hacer algo para extender el Reino.

Muchas veces cometemos el error de creer que los Mandatos genéricos, no nos incluyen para ser respetados y cumplidos.

Cada Mandato debe ser tenido por personal, aunque no nos guste su contenido o nos disguste la forma en que debemos realizarlo.

Nuestro compromiso debe ser siempre firme y concreto. Porque me puedo preguntar: Qué pasaría si dejo de obedecer un Mandato del Eterno?

Y qué pasaría si el propio Dios se cansara de mis rebeldías?

Salmo 119:148

ES – Se anticiparon mis ojos a las vigilias de la noche,

para meditar en tus mandatos.

PT – Os meus olhos anteciparam-me às vigílias da noite,

para meditar na tua palavra.

Diego Acosta / Neide Ferreira

www.septimoilenio.com

RENUEVO

DEVOCIONAL

Cada vez que decimos que estamos trabajando para el Reino, estamos haciendo una afirmación de un enorme significado.

Yo trabajo para el Reino!

Pero como trabajo?

Por cumplir?

Por convicción?

Por rutina?

Por fe?

Según como sea la respuesta de cada uno, así será también la medida del trabajo que hacemos para extender el Reino que anunció Jesús.

Siempre he pensado que en todo lo relacionado con el Señor no pueden existir cosas a medias. Son o no son, porque así lo determinó el Hijo del Hombre: El si, si, el no, no.

Teniendo claro este concepto todo resultará más idóneo, porque estaré haciendo aquello que verdaderamente es necesario que sea hecho.

Y además de eso, de la mejor forma en que nuestros dones y talentos lo permitan!

En eso consiste el renuevo que cada día debemos de poner al servicio del Eterno. Así como ÉL pone cada día renovada su Misericordia!

Job 14:7

Porque si el árbol fuere cortado,

aún queda de él esperanza;

 retoñará aún,

y sus renuevos no faltarán.

14:7

Porque há esperança para a árvore,

que, se for cortada,

 ainda se renovará,

e não cessarão os seus renovos.

Diego Acosta / Neide Ferreira

www.septimomilenio.com

EXHIBIRSE

Desde mis primeros tiempos como creyente, me sorprendió ver la cantidad de hermanos que se exhiben o buscan exhibirse en aquello que hacen en la congregación.

Y lo más triste, es que en ese mostrarse también compiten, como si ignoraran que cada uno tiene su Propósito, diferente y exclusivo con relación a cualquier otro.

Con relación a esto, lo primero que he intentado es guardar mi corazón para tratar de no destacar  en el servir, ni para ser o tratar de ser mejor que nadie.

He aprendido que la verdadera Honra, solo el Eterno la concede. Por tanto contentarse buscando la honra de los hombres, tiene su paga. No en el Reino, sino aquí en la tierra.

Jueces 9:9

Mas el olivo respondió: ¿He de dejar mi aceite,

con el cual en mí se honra a Dios y a los hombres,

para ir a ser grande sobre los árboles?

Juízes 9:9

Porém a oliveira lhes disse: Deixaria eu a minha gordura,

que Deus e os homens em mim prezam,

 e iria a labutar sobre as árvores?

Diego Acosta / Neide Ferreira

www.septimomilenio.com