LA CUESTIÓN DEL BESO

ANTIVIRUS

Desde hace varios días se mantiene la polémica acerca de la conducta de un dirigente con una futbolista. Incluso hay quienes defienden la actitud, justificándola con el momento que se vivía.

Cuesta trabajo entender como se puede obrar de esa manera, en momentos en los que precisamente, el directivo debería permanecer al margen, para dar espacio al protagonismo de la deportista.

Lo ocurrido no es bueno para nadie. Ni mucho menos ejemplar para quienes puedan interpretarlo como una licencia adquirida por el rango de decisión alcanzado.

No se trata de practicar ninguna forma de feminismo, se trata de defender el respeto que todos nos debemos en una sociedad a la que llamamos civilizada.

Y nos viene a la memoria el Proverbio que dice: Muchos hombres proclaman cada uno su propia bondad, pero hombre de verdad, ¿quién lo hallará?

Diego Acosta

CORREGIR SABIAMENTE

EL ABUELO SALOMÓN

Recuerdo con insistencia el día en que una mujer tuvo un gesto airado con un señor, que había amonestado a su hijo. Le recriminó que no tenía autoridad para hacerlo.

Él le respondió que sí la tenía y que se la había dado ella misma, cuando no educó a su hijo de la manera adecuada y el niño era capaz de faltarle el respeto a los mayores.

Fue un momento muy duro y aleccionador, porque siendo un joven padre, comprendí la necesidad de educar con firmeza a mi primera hija, por entonces.

Pensando en el incidente, llego a la conclusión que muchas veces no somos severos con nuestros hijos en el momento necesario. Dejamos pasar situaciones que merecen una reacción inmediata.

Si fuera tardía probablemente el niño no la entendería, pero si la corrección se produce cuando se ha producido una falta, entonces sí es eficaz. Y lo haremos con amor y no con dureza como ocurrió en la historia que comenté.

Diego Acosta

CON MI CUERPO…

ANTIVIRUS

Con notable insistencia, hay mujeres que repiten una frase que se torna hasta ofensiva para lo femenino: Con mi cuerpo hago lo que quiero.

De tanto defender la cuestión del género se ha caído en el absurdo de hacer apología de precisamente, lo que sí se debería defender: que la mujer sea tratada como un objeto.

Afirmando que la mujer hace con su cuerpo lo que quiere o lo que le da la gana, no hace otra cosa que exaltar precisamente el injusto tratamiento que la sociedad hace del cuerpo femenino.

Decir que con mi cuerpo hago lo que quiero…es decir que la mujer solamente tiene cuerpo?

Como debe entenderse esta frase?

Muchas veces las aclaraciones resultan peor que los textos originales por lo que tendrán que tener mucho cuidado las defensoras del género, cuando formulen sus argumentaciones.

Mientas tanto nos aferramos a nuestra crencia: Dios no hace acepción de personas y leyendo la Biblia podremos aprender el respeto y la consideración que el Creador tiene de la mujer.

Diego Acosta