MIEDO A PREDICAR
DEVOCIONAL
Demasiadas veces nos callamos y demasiadas veces nos arrepentimos de haberlo hecho. Con la triste excusa de que no somos evangelistas, dejamos pasar los momentos que Dios prepara para que hablemos a otras personas sobre la Salvación.
Nos olvidamos que en el Día del Juicio, responderemos por todo, incluso de esas oportunidades que cobardemente dejamos pasar y que pueden haber significado, que una vida se haya perdido.
No en vano el Hijo del Hombre siempre se preocupó de que sus enseñanzas llegaran al mayor número de personas, hasta los confines de la tierra. Ese es el Mandato de predicar, sin importar si somos o no somos evangelistas.
El Reino de Dios debe ser conquistado y por tanto no es apto para los cobardes ni para los que se esconden bajo penosos argumentos, para no cumplir con nuestros deberes fundamentales.
Reflexionemos sobre esta cuestión y dejemos de lado la vergüenza, el miedo al ridículo y obremos con decisión, sabiendo que en todo momento el Espíritu pondrá sus Palabras en nuestra boca. No vivamos esclavos de nuestros miedos y seamos libres con la Verdad.
Romanos 2:16
En el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.
Diego Acosta / Neide Ferreira