RECORDANDO A DON LUIS

ANTIVIRUS

En estos días se cumple el primer aniversario de la partida junto al Señor del doctor Luis Palau.

Es justo recordarlo por el legado maravilloso de su Ministerio, que lo llevó a más de cien países de todo el mundo, mostrando su condición de Siervo de Dios y la humildad que lo caracterizó.

En estos tiempos de tanta exaltación de las virtudes personales, es notable poder destacar todo aquello de bueno que nos enseñó con su propia vida, este evangelista ejemplar.

Quienes son continuadores de su Ministerio, respetan esos valores tan importantes y sin los cuales, el Eterno no hubiera impulsado su labor como la impulsó.

Recordemos esto, que solamente los grandes Siervos, son los que tienen un corazón sencillo y humilde como el Señor. Lo añoramos don Luis!

Diego Acosta

EL BUEN GESTO

DEVOCIONAL

Siempre admiré la humildad de un siervo de Dios, que mientras todos disfrutábamos de la koinonia de una reunión en el templo, él estaba solucionando un problema que había surgido en uno de los baños.

Lo hizo con discreción y en silencio, sin comentar ni una palabra cuando terminó y se volvía a poner la corbata y la chaqueta que vestía ese domingo.

Cuando me enteré lo que había ocurrido me acerqué a él y lo primero que me dijo, es que no hablara ni una palabra con nadie acerca del problema y de como lo había solucionado.

Pensando en esto, me produce una profunda tristeza cuando observo a quienes se supone que sirven a Dios, que más que al Eterno sirven a su propia vana-gloria.

También es verdad que cada uno tendrá su recompensa, recordando que los humildes de la Tierra, serán exaltados en al Reino, que es la más grande a la que podamos aspirar los humanos.

1 Juan 2:16
Porque todo lo que hay en el mundo,
los deseos de la carne, los deseos de los ojos,
y la vanagloria de la vida,
no proviene del Padre, sino del mundo.

Diego Acosta / Neide Ferreira

 

 

 

TRADICIÓN…?

Por qué festejamos el nacimiento de Jesús?

Esta pregunta estuvo flotando en una conversación, en la que se debatía el propósito de una celebración, que ha pasado de ser Feliz Navidad, a Felices fiestas y más simplemente a decir: Felices días.

Tiene algún significado esto de decir felices días?

Alguien seguramente se lo buscará y a su modo tal vez lo encuentre, pero seguirá siendo una solemne tontería decir: Felices días…

El lado oculto de estas conversaciones-discusiones no es otro que pretender restarle importancia al acontecimiento más notable de la Historia de la humanidad.

Por utilizar un lugar común podríamos decir: Se pretende tapar el sol con las manos. O ignorar que el prodigioso orden que reina en la Creación, es obra de un proceso que nadie sabe cómo ha empezado ni como ha continuado.

El nacimiento de Jesús constituye por sí mismo, un hecho tan asombroso, que se merece respeto solamente por todas las profecías que lo anunciaron.

Aunque solamente fuera por eso, deberíamos inclinarnos ante la grandiosidad del alumbramiento de Belén.

Pero también es verdad que las tradiciones le restan valor a todo lo que verdaderamente tiene importancia. Y la Navidad, es una de ellas.

Pero no por eso podemos poner en duda, que el Glorioso Nacimiento, es un hecho maravilloso para cada uno de los hombres y las mujeres que a lo largo de la Historia poblamos la Tierra.

Es verdaderamente penoso imaginar, por qué hay quienes lo niegan, intentan denigrarlo o ignorarlo. Por mucho empeño que se ponga, en afirmar lo contrario, Jesús nació como prueba del Amor de Dios para cada uno de nosotros.

Isaías 42:2

He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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