EL GRAN PRIVILEGIO

DEVOCIONAL

Los que hemos aceptado a Jesús sabemos lo difícil que resulta el camino que se presenta a partir de esa gran decisión.

No menos difícil que los primeros seguidores de Jesús, que se enfrentaron entre otras muchas cosas a la incomprensión de sus propias familias o a las críticas de la sociedad.

Este grado de dificultad es el gran valor del discipulado!

La conveniencia o el interés personal, nada tienen que ver con el privilegio de servir a Jesús, cumpliendo sus Mandatos y siendo fieles aún en la adversidad.

El maravilloso Sígueme que dijo el Hijo del Hombre a los primeros discípulos, debe estar vigente en el corazón cada día de nuestra vida, sin importar nada más que la obediencia.

Cuando los años pasan y se comprende el significado de ser discípulo del Príncipe de Paz, también se comprende el sentido que tiene la existencia y la esperanza bendita de la Vida Eterna.

Mateo 10:1
Entonces llamando a sus doce discípulos,
les dio autoridad sobre los espíritus inmundos,
para que los echasen fuera,
y para sanar toda enfermedad y toda dolencia.

Diego Acosta / Neide Ferreira

 

DISTINGUIR

 

El uso de nuestro tiempo forma parte también, de las responsabilidades que se originan en el mandato de la Mayordomía.

En su Ministerio Terrenal, Jesús nos dejó una grandiosa enseñanza con relación al significado de valorar el tiempo en cada día.

Más aún, nos enseñó a distinguir la diferencia entre lo que es lo importante y lo que es urgente!

Un buen ejemplo que nos debemos aplicar para que nuestra vida verdaderamente tenga una transformación, para liberarnos de las ataduras y los caprichos del mundo.

El Hijo del Hombre no perdió tiempo al convocar a los que luego serían sus discípulos. Simplemente les decía: Sígueme…!

Esta manera de proceder nos revela la importancia que tiene el no caer en el exceso de palabras, que bien podríamos llamar palabrería.

No por mucho hablar seremos más expresivos y se nos comprenderá mejor. Todo lo contrario: Quizás cuánto más hablemos menos se nos entenderá.

Cuando miro mis hechos cotidianos, percibo como perdemos el tiempo en cuestiones que no tienen la menor importancia y eso nos resta el margen que precisaríamos para dedicarnos a lo que sí lo tiene.

Las urgencias no se pueden convertir en un estilo de vida, ni tampoco son un buen método para lograr redimir nuestro tiempo.

Cada vez que postergamos algo importante porque tenemos una urgencia o creemos que la tenemos, estamos obrando en el sentido opuesto a lo que nos enseñó Jesús.

Seamos sabios y aprendamos de sus enseñanzas!

Seamos sabios y aprendamos a hacer lo que de verdad es importante y dejemos que las urgencias, sean satisfechas cuando llegue su momento. Nunca antes!

Efesios 5:15-16 –  Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.

Efésios 5:15-16 –  Portanto, vede prudentemente como andais, não como néscios, mas como sábios,  remindo o tempo, porquanto os dias são maus.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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