TENTAR

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Luchar contra las tentaciones es una de las mayores responsabilidades que tenemos quienes nos llamamos hijos de Dios.

Vivimos en el mundo que pareciera que vive precisamente a base de exaltar las tentaciones de todos nosotros.

Esto dificulta todavía más nuestra batalla personal contra aquello que nos gusta pero que sabemos no nos está permitido.

David sucumbió a la tentación de sus ojos y tuvo que pagar un costo altísimo por el fruto de haber cedido a lo que no debió haber cedido.

Pero qué ocurre cuando somos nosotros los que tentamos?

En qué papel nos colocamos cuando directa o indirectamente inducimos a otros en la tentación?

Ciertamente ese papel no es el mejor, sobre todo porque siendo hijos de Quién somos hijos, se nos supone que debemos de cuidar al máximo nuestras actitudes.

El tentador asume un rol parecido al del corruptor, porque necesariamente para que se cumplan sus designios tiene que haber otra persona.

La cuestión es que podemos hacer caer en un grave riesgo a quién jamás sospeche que de alguno de nosotros, pueda provenir la intención de tentarlo.

En esto consiste la grave de buscar que otros se tienten en base a nuestras acciones, provocaciones o insinuaciones.

Siempre se podrá argumentar que la otra persona debió haber luchado para no ser tentada, pero por qué asumimos entonces un papel tan riesgoso?

La Palabra de Dios nos advierte de que no seamos hacedores de maldad. Tengamos siempre en cuenta esta advertencia!

Lucas 13:27

Diego Acosta
Música: Neide Ferreira

www.septimomilenio.com

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