En su infinito Amor hacia nosotros, los hombres, el Creador nos concedió lo que conocemos como tiempo. Sin él, seguramente nos sería tremendamente difícil comprender su medida y su valor.
Por la dificultad que tenemos para entender lo que significa el tiempo, es que muchas veces nos desesperamos por la lentitud con la que supuestamente transcurre.
En realidad el tiempo es inmutable, solamente que por causa de la ansiedad absolutamente ligada a nuestra condición humana, nos afecta porque pensamos que avanza muy lentamente.
Lo mismo ocurre en sentido contrario, lo que nos debe demostrar que el tiempo tiene para todos la misma medida, para todos es igual, pero su valoración depende mucho de nuestras circunstancias personales.
Cuando tenemos necesidad de alargar las horas para disponer de más tiempo, nos desesperamos porque supuestamente pasan demasiado velozmente, según nuestra incapacidad de obrar más rápido.
Inmutable como es, el ritmo del tiempo solamente será cambiado por otro acto de Amor para que las tribulaciones de los momentos finales y sus consecuencias, no nos abrumen en demasía.
Es necesario que aprendamos a valorizar el tiempo como el bien más valioso de que disponemos los hombres, para que nunca lo hagamos a menos ni para que nunca lo utilicemos incorrectamente.
Como todas las Creaciones del Eterno, el tiempo es perfecto. El elevado valor que tiene para nosotros los hombres finitos, nos debe hacer reflexionar acerca de que solamente sirviendo al Señor, lo utilizaremos adecuadamente.
Mateo 24:22
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira
