EN EL DESIERTO

DEVOCIONAL

Estaríamos dispuestos a predicar en el desierto como lo hacía Juan el Bautista? Difícilmente, porque antes nos aseguraríamos qué alguien pudiera escucharnos.

Al hijo de Elizabeth venían vecinos de Jerusalén, Judea y de las poblaciones cercanas al Jordán y su mensaje era siempre el mismo: Arrepentíos.

No complacía a quienes llegaban hasta la ribera del río, sino que les reclamaba que se arrepintieran y dieran frutos que demostraran su arrepentimiento por los pecados cometidos.

Esa dureza que exhibía ante los fariseos y saduceos que venían para ser bautizados, demostraba que no estaba allí para lograr aceptación y por eso los llamaba generación de víboras.

Solamente estaba abriendo el camino para la llegada de quién él, Juan, se declaraba, que ni siquiera era digno de llevar su calzado. Y el que vendría los bautizaría con el Espíritu Santo.

La grandeza de Juan, es el testimonio de su humildad. De allí la pregunta si seríamos capaces de predicar en el desierto. Lo haríamos por Jesús o por nosotros?

Mateo 3:12
Su aventador está en su mano, y limpiará su era;
y recogerá su trigo en el granero,
y quemará la paja en fuego que nunca se apagará
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Diego Acosta / Neide Ferreira

JESÚS: ARREPENTIOS

En Galilea el Hijo del Hombre comienza su Ministerio Terrenal, dando cumplimiento a una profecía de Isaías.

MATEO 4:16 El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; y a los asentados en región de sombra de muerte, Luz les resplandeció. La profecía, es la que encontramos en Isaías 9:1-2 Mas no habrá siempre oscuridad para la que está ahora en angustia, tal como la aflicción que le vino en el tiempo que livianamente tocaron la primera vez a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí; pues al fin llenará de gloria el camino del mar, de aquel lado del Jordán, en Galilea de los gentiles.
El pueblo que andaba en tinieblas vio gran Luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, Luz resplandeció sobre ellos.

La cita también está relacionada con Isaías 42:6-7  Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones,
para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas.

La profecía está vinculada con Zabulón y Neftalí, dos territorios que luego de las guerras con Siria y de haber sufrido muchos padecimientos recibirían nuevamente las Bendiciones del Eterno.

MATEO 4:17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Este es el momento preciso en el que Jesús inicia su Ministerio, utilizando una frase muy especial: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado, que es la misma que empleó Juan el Bautista a orillas del Jordán y que sería la base de todas sus predicaciones.

Diego Acosta