SE INICIA EL METODISMO

HACIENDO MEMORIAMD

24 de Mayo de 1738

El sacerdote anglicano John Wesley se convirtió al cristianismo al leer un texto de Martin Lutero relacionado con la Carta a los Romanos.

La introducción de la Carta llevó a la conversión a aquel hijo de una familia que tuvo 19 y que tenía profundos lazos con la iglesia anglicana.

A partir de su conversión Wesley desarrolló una impresionante actividad evangelística, buscando que los nuevos creyentes dedicaran un tiempo diario de su vida para aprender la Biblia. Fundó el Movimiento Metodista.

Diego Acosta

www.septimomilenio.com

EL CAMBIO…! A MUDANÇA…!

CONGREGACIÓN

         SÉPTIMO MILENIO

Anhelar el cambio, supone un punto de partida importante para lograr buenos resultados!

El cambio se debe relacionar con lo que Pablo escribió en su Carta a los Romanos, exhortando a renovar nuestro entendimiento, para así lograr la transformación que nos diferencie del mundo.

Tan trascendente es esta formulación del Apóstol, que tiene uno de los versículos con una promesa explícita: La de comprobar la voluntad de Dios, agradable y perfecta.

Por tanto la renovación supone un cambio esencial en nuestro modo de vida, partiendo de que somos hombres y mujeres nuevos en Cristo.

Renovarse no supone cambiar nuestra apariencia o las apariencias, de la iglesia por ejemplo. Supone algo mucho más profundo, más significativo.

Difícilmente podríamos hablar de renovación en cualquier ámbito u orden de la vida, si no comenzamos por cambiar nosotros mismos.

Sucede lo mismo que con el avivamiento: Nunca habrá avivamiento en nuestra congregación, si no comenzamos por nuestro propio avivamiento.

Es decir: Tomando lo personal como inicio, sí podremos buscar cambiar aquello que debe ser cambiado, con la plena certeza que estaremos obrando como el Señor manda.

Pablo nos enseña el Camino: Renovar nuestra mente!

Esto no significa otra cosa que controlar nuestros pensamientos, conocimientos e incluso vivencias, para alejarlas de las seducciones del mundo y ponerlas al servicio del Reino.

El objetivo tiene una gran dimensión, pero por eso mismo es un desafío que debemos asumir con la certeza que no estaremos solos en el intento.

Será el Espíritu el que nos Guíe y el que nos muestre como debemos obrar en los días futuros para comenzar a renovar nuestra mente.

Pero como lo llevamos a la práctica?

Dedicando el mejor tiempo del que dispongamos para estudiar la Palabra, para recibir nseñanzas y revelaciones del Espíritu, que nos ayudarán a entender cada día ese instrumento maravilloso que es la Biblia.

Este esfuerzo que se nos puede convertir en un objetivo inalcanzable, según nuestra mentalidad de hombres pequeños, tiene una maravillosa recompensa: Veremos en nuestra vida la Voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.

No dejemos nada para mañana. Comencemos hoy mismo a buscar el cumplimiento de la promesa del Eterno

Diego Acosta

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