Algunos de nosotros vivimos intentando que nada de lo que ocurre en el mundo nos afecte y para ello hemos creado nuestro propio sistema inmunitario frente a los problemas de los humanos.
En cierta medida nos estamos comportando como esos hombres y mujeres que se aíslan en lugares lejanos o en lugares específicos, para no formar parte de la sociedad a la que pertenecen.
Esta forma de vivir es absolutamente contraria a las enseñanzas de Jesús, porque estamos en el mundo para llevar su mensaje de Salvación no para aislarnos de nadie.
Quién piense en que estamos exagerando tiene la posibilidad de comprobarlo con una relativa facilidad, verificando lo que publican los creyentes en las redes sociales.
Tenemos la convicción que Jesús nunca aprobaría estas actitudes de alejarnos de quienes tienen problemas, dificultades, angustias o situaciones extremas.
Todo lo contrario: Nos distinguiremos como hijos de Dios si asumimos los riesgos que implica vivir en estos tiempos difíciles y además lo hacemos con firmeza sabiendo que estamos transitando tiempos históricos.
El propósito fundamental para el que estamos en el mundo es para llevar el mensaje de Salvación. No inventemos coartadas para justificarnos y recordemos los grandes ejemplos bíblicos de fe y esperanza en acción.
Juan 17:19-20
Diego Acosta García
