PROFETAS…?

En forma casi cotidiana podemos ver como hay hombres y mujeres que se adjudican a sí mismos, la condición de profetas.

Pareciera que más que de una condición se trata de un cargo, para diferenciarse del resto de los miembros de las congregaciones o del resto de los creyentes.

Si fuera que se consideran profetas, que respaldo bíblico tendrían?

Y si utilizaran profeta como un cargo, que respaldo bíblico tendrían?

Estas dos preguntas son tan importantes, como lo deberían ser las respuestas de quienes se presentan públicamente como profetas.

Jesús dejó rotundamente aclarado en el Evangelio de Mateo, la importancia que tuvieron los profetas en el Antiguo Testamento o en el Antiguo Pacto.

Podemos los hombres adjudicarnos de forma permanente la condición de profetas?

Es hora de pensar en nuestra comparecencia en el Juicio!

Qué argumentarán quienes se llaman a sí mismos profetas?

Deuteronômio 18:21-22

 E se disseres no teu coração: Como conheceremos a palavra que o Senhor não falou?

 Quando o tal profeta falar em nome do Senhor, e tal palavra se não cumprir, nem suceder assim, esta é palavra que o Senhor  não falou; com soberba a falou o tal profeta; não tenhas temor dele.

Deuteronomio 18:21-22

Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha hablado?;

si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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LEER Y LEER

Siempre me ha parecido maravilloso ver a hombres, dedicando su tiempo a leer la Palabra de Dios.

La causa de esta actitud de admiración, no es otra que ver como el futuro del Evangelio queda asegurado con quienes tienen la responsabilidad de ser cabeza de sus familias.

Esto que puede parecer una cuestión menor, es sin embargo uno de los objetivos deseables, para que cada familia tenga un sacerdote conocedor de la Biblia y además un hombre preocupado por saber más.

Solo ese conocimiento es el que puede asegurar la solidez de la vida conyugal y también la firmeza en la educación de los hijos.

Principios sencillo, pero fundamental para lo que nos ha llamado el Señor!

Quizás haya quién piense que los hombres pueden hacer cosas más importantes. Quizás sí, pero lo primero que debe hacer un hombre es preocuparse en conocer aquello que debe practicar diariamente.

La mujer, como ayuda idónea que es, debe respaldar ese esfuerzo para consolidar una firmeza que será la mejor guía para los niños, que son los padres del futuro.

Pensaba en esto, sabiendo que habrá quienes lo comprendan y quienes lo desechen por considerar que hay cuestiones más urgentes que deben ser resueltas.

Pero precisamente la Palabra nos enseña que primero debemos ayudar a establecer el Reino y luego todo vendrá por añadidura.

Seamos edificadores del Reino!

Así resplandecerá la Gloria del Eterno sobre nuestra vida y la vida de nuestros hijos!

Así lucharemos contra las acechanzas del mundo y las tinieblas que lo dominan.

Deuteronomio 4:9

Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos.

Deuteronômio 4:9

Tão somente guarda-te a ti mesmo e guarda bem a tua alma, que te não esqueças daquelas coisas que os teus olhos têm visto, e se não apartem do teu coração todos os dias da tua vida, e as farás saber a teus filhos e aos filhos de teus filhos.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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A BÍBLIA – Deuteronômio 4:1-22

Moisés nos ensina a ser fiéis ao Pacto com Jeová e nos manda não cair em nenhum tipo de idolatria

1Agora, pois, ó Israel, ouve os estatutos e os juízos que eu vos ensino, para os cumprirdes, para que vivais, e entreis, e possuais a terra que o Senhor, Deus de vossos pais, vos dá.

Nada acrescentareis à palavra que vos mando, nem diminuireis dela, para que guardeis os mandamentos do Senhor, vosso Deus, que eu vos mando.

Os vossos olhos têm visto o que o Senhor fez por causa de Baal-Peor; pois a todo homem que seguiu a Baal-Peor o Senhor, teu Deus, consumiu do meio de ti.

Porém vós que vos chegastes ao Senhor, vosso Deus, hoje todos estais vivos.

Vedes aqui vos tenho ensinado estatutos e juízos, como me mandou o Senhor, meu Deus, para que assim façais no meio da terra a qual ides a herdar.

Guardai-os, pois, e fazei-os, porque esta será a vossa sabedoria e o vosso entendimento perante os olhos dos povos que ouvirão todos estes estatutos e dirão: Só este grande povo é gente sábia e inteligente.  

Porque, que gente há tão grande, que tenha deuses tão chegados como o Senhor, nosso Deus, todas as vezes que o chamamos?

E que gente há tão grande, que tenha estatutos e juízos tão justos como toda esta lei que hoje dou perante vós?

Tão somente guarda-te a ti mesmo e guarda bem a tua alma, que te não esqueças daquelas coisas que os teus olhos têm visto, e se não apartem do teu coração todos os dias da tua vida, e as farás saber a teus filhos e aos filhos de teus filhos.

10 No dia em que estiveste perante o Senhor, teu Deus, em Horebe, o Senhor me disse: Ajunta-me este povo, e os farei ouvir as minhas palavras, e aprendê-las-ão, para me temerem todos os dias que na terra viverem, e as ensinarão a seus filhos.

11 E vós vos chegastes, e vos pusestes ao pé do monte; e o monte ardia em fogo até ao meio dos céus, e havia trevas, e nuvens, e escuridão.

12 Então, o Senhor vos falou do meio do fogo; a voz das palavras ouvistes; porém, além da voz, não vistes semelhança nenhuma.

13 Então, vos anunciou ele o seu concerto, que vos prescreveu, os dez mandamentos, e os escreveu em duas tábuas de pedra.

14 Também o Senhor me ordenou, ao mesmo tempo, que vos ensinasse estatutos e juízos, para que os fizésseis na terra a qual passais a possuir.

15 Guardai, pois, com diligência a vossa alma, pois semelhança nenhuma vistes no dia em que o Senhor, vosso Deus, em Horebe, falou convosco, do meio do fogo;

16 para que não vos corrompais e vos façais alguma escultura, semelhança de imagem, figura de macho ou de fêmea;

17 figura de algum animal que haja na terra, figura de alguma ave alígera que voa pelos céus;

18 figura de algum animal que anda de rastos sobre a terra, figura de algum peixe que esteja nas águas debaixo da terra;

19 e não levantes os teus olhos aos céus e vejas o sol, e a lua, e as estrelas, todo o exército dos céus, e sejas impelido a que te inclines perante eles, e sirvas àqueles que o Senhor, teu Deus, repartiu a todos os povos debaixo de todos os céus.

20 Mas o Senhor vos tomou e vos tirou do forno de ferro do Egito, para que lhe sejais por povo hereditário, como neste dia se vê.

21 Também o Senhor se indignou contra mim, por causa das vossas palavras, e jurou que eu não passaria o Jordão e que não entraria na boa terra que o Senhor, teu Deus, te dará por herança.

22 Porque eu nesta terra morrerei, não passarei o Jordão; porém vós o passareis e possuireis aquela boa terra.

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LA BIBLIA – Deuteronomio 4:1-22

 

Moisés enseña a ser fieles al Pacto con Jehová y nos manda no caer en ningún tipo de idolatría.

1Ahora, pues, oh Israel, oye los estatutos y decretos que yo os enseño, para que los ejecutéis, y viváis, y entréis y poseáis la tierra que Jehová el Dios de vuestros padres os da.

No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordeno.

Vuestros ojos vieron lo que hizo Jehová con motivo de Baal-peor; que a todo hombre que fue en pos de Baal-peor destruyó Jehová tu Dios de en medio de ti.

Mas vosotros que seguisteis a Jehová vuestro Dios, todos estáis vivos hoy.

Mirad, yo os he enseñado estatutos y decretos, como Jehová mi Dios me mandó, para que hagáis así en medio de la tierra en la cual entráis para tomar posesión de ella.

Guardadlos, pues, y ponedlos por obra; porque esta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos, y dirán: Ciertamente pueblo sabio y entendido, nación grande es esta.

Porque ¿qué nación grande hay que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo está Jehová nuestro Dios en todo cuanto le pedimos?

Y ¿qué nación grande hay que tenga estatutos y juicios justos como es toda esta ley que yo pongo hoy delante de vosotros?

Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos.

10 El día que estuviste delante de Jehová tu Dios en Horeb, cuando Jehová me dijo: Reúneme el pueblo, para que yo les haga oír mis palabras, las cuales aprenderán, para temerme todos los días que vivieren sobre la tierra, y las enseñarán a sus hijos;

11 y os acercasteis y os pusisteis al pie del monte; y el monte ardía en fuego hasta en medio de los cielos con tinieblas, nube y oscuridad;

12 y habló Jehová con vosotros de en medio del fuego; oísteis la voz de sus palabras, mas a excepción de oír la voz, ninguna figura visteis.

13 Y él os anunció su pacto, el cual os mandó poner por obra; los diez mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra.

14 A mí también me mandó Jehová en aquel tiempo que os enseñase los estatutos y juicios, para que los pusieseis por obra en la tierra a la cual pasáis a tomar posesión de ella.

15 Guardad, pues, mucho vuestras almas; pues ninguna figura visteis el día que Jehová habló con vosotros de en medio del fuego;

16 para que no os corrompáis y hagáis para vosotros escultura, imagen de figura alguna, efigie de varón o hembra,

17 figura de animal alguno que está en la tierra, figura de ave alguna alada que vuele por el aire,

18 figura de ningún animal que se arrastre sobre la tierra, figura de pez alguno que haya en el agua debajo de la tierra.

19 No sea que alces tus ojos al cielo, y viendo el sol y la luna y las estrellas, y todo el ejército del cielo, seas impulsado, y te inclines a ellos y les sirvas; porque Jehová tu Dios los ha concedido a todos los pueblos debajo de todos los cielos.

20 Pero a vosotros Jehová os tomó, y os ha sacado del horno de hierro, de Egipto, para que seáis el pueblo de su heredad como en este día.

21 Y Jehová se enojó contra mí por causa de vosotros, y juró que yo no pasaría el Jordán, ni entraría en la buena tierra que Jehová tu Dios te da por heredad.

22 Así que yo voy a morir en esta tierra, y no pasaré el Jordán; mas vosotros pasaréis, y poseeréis aquella buena tierra.

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UNA HOJA

Decía un viejo y querido maestro, que por cambiar una hoja del calendario, difícilmente íbamos a cambiar nuestra vida.

Siempre creí que era una frase llena de sabiduría y también de un enorme sentido práctico, porque en verdad, nadie muda por cambiar una hoja del calendario, aunque sea la hoja de un nuevo año.

Este mensaje estaba inspirado en la enseñanza de Pablo de que debemos renovarnos, no acostumbrarnos a las cosas del mundo.

Eso pienso cuando trato cada día, de evadirme de esa pesada carga que es el hombre viejo, que una y otra vez lucha denodadamente por imponerse sobre el nuevo.

Aunque a veces pareciera que esta lucha es muy difícil y hasta imposible de superar, el Eterno con su infinito Amor nos ayuda cuando llegan los tiempos de flaquezas.

Y también, como es el caso, cuando llega el tiempo de cambiar una hoja del calendario, en el que la emotividad y también los sentimientos pretenden ocupar el lugar privilegiado que debe tener el Gozo y la Paz del Señor.

Cuando me recuerdo del viejo maestro y sus enseñanzas, hago Memoria también de la necesidad que tengo de enfrentar con decisión al hombre viejo, que generalmente encuentra refugio en la mente.

Allí donde anidan los recuerdos, que pretenden engañarnos y hacernos creer que son mejores que los nuevos tiempos que vivimos y los que vendrán.

Todo lo que provenga del Señor para cada uno, será lo mejor que podamos esperar, porque nadie nos conoce como ÉL.

Demos gracias por otro año y en lugar de tantos proyectos, pensemos que nuestra mayor obligación es que el Señor nuestro Dios, sea lo más importante de nuestra vida.

Deuteronomio 6:4

Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.

Diego Acosta / Neide Ferreira

QUIENES ERAN LOS FEREZEOS

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LA OTRA HISTORIA

Este es uno de los siete pueblos que formaban parte de la población de Canaán, cuando Jehová introdujo a su Pueblo en la Tierra Prometida, Génesis 15:20, Deuteronomio 7:1, Josué 3:10, 9:1, Jueces 3:5.

A pesar de que el mandato era de destruirlas del todo, sin formar alianzas con ellas ni tenerles misericordia, en los tiempos de Salomón vuelven ser mencionados, 1 de Reyes 9:20. También permanecían en la región de Canaán en los tiempos del regreso del cautiverio babilónico, Esdras 9:1.

El término Ferezeo podría traducirse como aldeanos y sus orígenes los vincularían con los heteos y también con los Refaítas, que habitaban en la región oeste del río Jordán.

Esta relación con Refaim, sería la que identifica a los Ferezeos, como uno de los probables pueblos que tenían elevadas estaturas, como se revela en Deuteronomio 2:10, 3:11.

La historia de los Ferezeos confirma una vez más el celo de Jehová para que los hebreos no se mezclaran con ningún otro pueblo, tanto en las relaciones personales como en las espirituales.

Es decir para que no contrajeran enlaces con los nativos ni tampoco adoptaran sus ídolos, ya que eran politeístas y Jehová no comparte con nadie su Gloria.

Diego Acosta

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QUIENES ERAN LOS GERGESEOS

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LA OTRA HISTORIA

En Deuteronomio 7:1 Jehová manda a los israelitas a que expulsen de la Tierra Prometida a los miembros de siete pueblos.

Uno de ellos eran los Gergeseos, mencionados en Génesis 15:21 cuando Jehová hizo Pacto con Abram y le concedió la tierra, de entre otros pueblos, de estos descendientes de Canaán.

También son mencionados en Nehemías 9:8 cuando se alude precisamente al Pacto que hizo Jehová con el Patriarca para concederle la Tierra Prometida.

A los gergeseos se los relaciona como estrechamente vinculados con los heteos, pero es muy difícil establecer mayor relaciones sobre su origen.

De manera muy significativa son nombrados en el Libro de Josué en el Capítulo 3, cuando el propio Josué anuncia que serán expulsados de delante de ellos, de la Tierra que había sido prometida por Jehová.

Según algunas interpretaciones Gergeseos, significa moradores del barro. Precisamente sobre la condición de estar vinculados con la tierra mezclada con agua, se comenta que eran hombres de elevada estatura y no aptos para la guerra.

Por ello rodeaban sus asentamientos con pozos a los que luego echaban agua y la tierra quitada para formar barro y de esta forma defenderse de sus agresores.

Es de destacar que no se hace ninguna mención a los árabes y obviamente esto constituye un gran argumento en contra de los supuestos derechos palestinos sobre la tierra que ocupan.

Diego Acosta

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QUIENES ERAN LOS HITITAS?

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LA OTRA HISTORIA

Eran los descendientes de Het, el segundo hijo de Canaán. Dominaron el llamado Medio Oriente durante alrededor de siete siglos, utilizaban la escritura cuneiforme acádica y tenían muchos dioses a quienes ofrecían todo tipo de sacrificios, incluidos los humanos.

Su historia comienza alrededor de 1.800 a.C. y su ocaso se lo determina en torno a 1.200 a.C. La capital del reino fue encontrada a comienzos del siglo pasado a unos 150 kilómetros de Ankara, en la actual Turquía. Su escritura fue descifrada en 1915.

El reino Hitita se extendió al norte de la Mesopotamia, abarcando a Siria hasta el Líbano. La tierra de los heteos, como los llama la Biblia, Génesis 23:3, se extendía desde el Eúfrates hasta el Mediterráneo.

Ocuparon Canaán en la época de los patriarcas e incluso después de que los hebreos tomaran posesión de la Tierra Prometida, Génesis 15:20, Deuteronomio 7:1, Jueces 3:5.

El Pueblo de Dios tuvo relaciones con los descendientes de Het. Abraham les compró una heredad, Génesis 25:7-11, Esaú tuvo por mujer a una de las hijas de Het, Génesis 27:46.

Jerusalén tuvo su origen amorreo e hitita, Ezequiel 16:3, 45. La mujer que David tomó a uno de sus capitanes, era esposa de un hitita, Urías, 2 Samuel 23:39.

David en su huida de Saúl, tuvo por compañero a un hitita, Ahimelec, 2 Samuel 26:6. Otra referencia bíblica de los hititas o heteos, se registra en 2 Crónicas 8:7.

Lo concreto, es que los hititas o heteos, descendientes de Het, fueron uno de los pueblos que ocuparon Canaán desde los tiempos de los Patriarcas y no los árabes, como se argumenta con relación a Palestina.

Diego Acosta

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