llorar con el que llora

LLORAR CON EL QUE LLORA

DEVOCIONAL

Los tiempos difíciles siembran el desconcierto y el desánimo en el ánimo de muchas personas. Incluyendo naturalmente a muchos de quienes nos llamamos hijos de Dios.

Siempre me he preguntado: por qué ocurre esto?

Y la respuesta es única: Simplemente porque dejamos de tener confianza en el Dios Todopoderoso, el que sabe todas las cosas y el que tiene Autoridad sobre todo y sobre todos.

Y cuando dejamos de confiar abrimos una peligrosa brecha que el Diablo aprovecha para hacernos caer en las dudas y nos lleva a que escuchemos el bullicio del mundo.

Cuando me interrogo a mí mismo sobre estas cuestiones, me viene a la memoria de que debemos llorar con el que llora. Porque entonces y solo entonces dejaremos de preocuparnos por nuestros propios afanes.

Y entonces podremos comprender la profundidad de la Compasión de Jesús, cuando miraba a los sufrientes. Y podremos comprender que tener compasión es el primer paso hacia la Misericordia, que es la forma superior del Amor que proclamó el Hijo del Hombre.

Romanos 12:15
Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran.

Diego Acosta / Neide Ferreira

sin pleitos

SIN PLEITOS

SIN PLEITOS

El Príncipe de Paz continuó enseñando lo relacionado con el nuevo Mandamiento sobre el Amor que había establecido y que debía extenderse hasta nuestros enemigos.

MATEO 5:40 y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa.  Resultó impresionante en aquellos tiempos, semejante afirmación. En realidad, tal como sigue ocurriendo en nuestros días.

Jesús nos mandó no solo eludir la posibilidad de ir a litigar, sino que además de renunciar a nuestra túnica, deberíamos entregar a nuestro acreedor, no solo la túnica que nos demanda, sino que deberíamos entregar otra prenda.

En el caso de los tiempos del Hijo del Hombre, se trataba de dos elementos muy utilizados por los varones. La túnica que era una especie de camisa larga, que llegaba hasta prácticamente la altura de los tobillos.

La capa era un recurso contra las bajas temperaturas, que se utilizaba para cubrir el cuerpo hasta aproximadamente la cintura. Con lo que resulta obvio, que ambas prendas eran sumamente necesarias para la vida cotidiana.

En el Antiguo Testamento podemos encontrar en el Libro de los Proverbios dos referencias sobre este tema. En 3:3 leemos: Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón.

En Proverbios 11:17 aprendemos: A su alma hace bien el hombre misericordioso; más el cruel se atormenta a sí mismo. Jesús hizo referencia a uno de los atributos del Padre: la benignidad.

Diego Acosta