EL DOMINIO DE LA IRA

EL ABUELO SALOMÓN

Tenía un amigo que constantemente demostraba su falta de control y era un iracundo declarado. Era muy difícil estar un tiempo con él y solo por el afecto era tolerable.

Muchas veces pensé: por qué tenia tanta ira en su interior?

Y la respuesta era, aparentemente,  muy sencilla: Porque no tenía paz prácticamente desde que nació, debido entre otras cosas a las continuas disputas de sus padres.

También porque las personas nos vamos acomodando a una forma de ser, que muchas veces no es auténtica, pero que sin embargo la aceptamos.

Con esto quiero decir que ser iracundo no es una decisión afortunada y que se puede cambiar, a fuerza de desearlo y de entender que no lo lograremos con nuestra humana capacidad.

Es importante reflexionar sobre la cuestión de la ira y no dejar que nos termine dominando y que se convierta en la guía de nuestra vida.

Diego Acosta

 

 

 

MARTE: POR QUÉ…?

BLOG del TIEMPO

Las imágenes del alarde tecnológico de equipos depositados en el planeta rojo, son tan sorprendentes como el objetivo buscado: las pruebas de la existencia de vida.

Máxime si pensamos que quienes niegan todo, negarán lo que se ha podido ver, pero siempre será atractivo no solo por la cuestión de la tecnología sino también por el propósito.

Sin embargo, corresponde formularnos algunas reflexiones.

La primera, se puede sintetizar en una pregunta: Por qué vamos a Marte?

Otra es: Por qué buscamos pruebas de la existencia de vida en el espacio?

Sin entrar en más consideraciones, deberíamos concluir que todo sugiere que los hombres desafiamos ostensiblemente al Dios Todopoderoso.

Por qué?

Porque ÉL siendo el Creador de todo y de todos, de lo conocido y de lo desconocido, decidió que el hombre debe vivir en la Tierra, en este planeta que habitamos.

Por tanto buscar otras alternativas en el espacio, contradice su Mandato de que debemos sojuzgar la Tierra y también cuidarla. Por lo que resulta evidente que es aquí donde vivimos vivir y es este el planeta que debemos guardar y no lo hacemos.

Si hay vida o no en otros planetas, es algo que escapa por completo a nuestras decisiones. Siempre y cuando seamos obedientes al Mandato del Eterno.

Caso contrario lo desafiamos sin pensar que puede haber revelaciones que superen nuestra capacidad de entendimiento y nuestra humana capacidad de comprenderlas.

Diego Acosta