QUITAR EL ENOJO

EL ABUELO SALOMÓN

Si aceptáramos los buenos consejos, podríamos llevar sosiego a nuestro corazón si quitamos el enojo, para que no sea un obstáculo en nuestra vida.

Decía mi padre que el que se enojaba perdía…era una manera muy sencilla de dar un ejemplo concreto, acerca del mal que produce este sentimiento.

Sí es cierto que una cosa es decir y otra muy diferente es hacer, pero intentarlo nos ayudará a resolver una cuestión que según pasan los días se agranda sin remedio.

Una forma de empezar es tratar de recordar qué es lo que ha originado nuestro enojo, porque puede tratarse de un exceso de nuestro ánimo en un determinado día.

Porque lo que motivó nuestro enojo y desencadenó nuestra ira, puede tratarse de algo que no tiene trascendencia. Pero si la tuviera, con más razón debemos obrar para librarnos de la carga.

Si apelamos al perdón, nos llevará a la solución. Porque solamente el perdón, nos hará a recuperar el sosiego y la paz.

Diego Acosta

EL DOMINIO DE LA IRA

EL ABUELO SALOMÓN

Tenía un amigo que constantemente demostraba su falta de control y era un iracundo declarado. Era muy difícil estar un tiempo con él y solo por el afecto era tolerable.

Muchas veces pensé: por qué tenia tanta ira en su interior?

Y la respuesta era, aparentemente,  muy sencilla: Porque no tenía paz prácticamente desde que nació, debido entre otras cosas a las continuas disputas de sus padres.

También porque las personas nos vamos acomodando a una forma de ser, que muchas veces no es auténtica, pero que sin embargo la aceptamos.

Con esto quiero decir que ser iracundo no es una decisión afortunada y que se puede cambiar, a fuerza de desearlo y de entender que no lo lograremos con nuestra humana capacidad.

Es importante reflexionar sobre la cuestión de la ira y no dejar que nos termine dominando y que se convierta en la guía de nuestra vida.

Diego Acosta

 

 

 

LA VERDADERA SABIDURÍA

EL ABUELO SALOMÓN

Entristece pensar cuántos hombres se perdieron por haber sido necios y no haber buscado la sabiduría, cuando debieron tomar decisiones importantes.

Los que obran como necios se pierden en sus propios laberintos porque la capacidad humana para pensar es muy limitada y solo la verdadera sabiduría es la que nos libra del mal, aunque a veces pensemos lo contrario.

De allí la importancia de no creernos sabios por nuestra propia sabiduría, sino entender que debemos buscar, anhelar encontrar ese nivel superior de razonar, que se aleja de los sentimientos o las emociones de los hombres.

Cuando nos dejamos llevar por la ofuscación de la mente o la ira del corazón, es el momento de comenzar a cometer errores que muchas veces son irreparables.

De allí que se nos enseñe que la sabiduría verdadera nos guardará y si la deseamos fervientemente nos conservará. Nunca lo olvidemos para que no nos creamos sabios por nuestra propia sabiduría.

Diego Acosta