VOLVER A CASA

DEVOCIONAL

La indescriptible alegría que produce volver a casa, me hizo pensar en otra forma de alegría, distinta a la que estamos habituados.

Volver a casa, significa volver al lugar donde nos sentimos cobijados, un lugar que no tiene relación con el lujo o con la estética, pero que lo siento cálidamente mío.

Y siguiendo con este pensamiento, hago Memoria que ya no pertenezco a un determinado sitio, sino que soy en verdad ciudadano del Reino.

Y que esa alegría que he tenido al volver a mi casa, no es otra cosa que una especie de anticipo, de lo que será morar en el Reino al lado del Padre y de Jesús.

Solamente así se conciben determinadas alegrías en el corazón, que son maravillosas por lo que representan, pero que son más hermosas si las consideramos desde la perspectiva que somos hijos de Dios.

Doy gracias por esta alegría! Doy gracias por esta certeza!

Mateo 8:11 Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente,
y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob
en el reino de los cielos.

Diego Acosta / Neide Ferreira

LA FE QUE VENCE

CONGREGACIÓN

SÉPTIMO MILENIO

Abraham se levantó muy de mañana, ensilló su asno, tomó consigo a dos de sus siervos y a Isaac, su hijo. Después cortó leña para el holocausto, se levantó y fue al lugar que Dios le había dicho. Génesis 22.3

La fe debe ser una de las cualidades que distingue al creyente. Existe, sin embargo, bastante confusión acerca de este tema. Para muchos la fe no es más que un deseo de que las cosas salgan bien. Es la esperanza de que las circunstancias se resuelvan favorablemente y que las dificultades no nos afecten demasiado. Una exhortación que escuchamos con cierta frecuencia es la de hacer las cosas con más fe, lo que delata una convicción de que la fe se refiere a manifestar mayor entusiasmo en los emprendimientos.
Este pasaje nos da una clara idea que la fe es algo enteramente diferente. Las instrucciones de Dios, que llamaban a Abraham a ofrecer en sacrificio a su único hijo, Isaac, le posicionaban en el centro de lo que podría ser una profunda crisis personal. La noche que pasaría debe haber sido una interminable agonía, mientras Abraham luchaba con las reacciones naturales a esta petición. ¿Cómo podía este gran Dios pedirle el hijo que tantos años había esperado, que Él mismo había prometido?
Sin embargo, Abraham no permitió que sus emociones fueran el factor decisivo en su comportamiento. Entendía somos llamados a la obediencia, aun cuando no entiende lo que el Señor está haciendo ni el porqué de las circunstancias en las cuales se encuentra.
Veamos la abundancia de verbos en el versículo: se levantó, preparó, tomó, cortó, salió, y fue. Sin importar la magnitud de su angustia, el padre de la fe comenzó muy de mañana con los pasos necesarios para hacer lo que se le había mandado, mostrando, de esta manera, lo que es la esencia de la fe.
La fe es una convicción profunda en la fidelidad de Dios, que conduce a la acción. Es la certeza de que, no importa cuán contradictorias y difíciles sean las circunstancias, Dios no se verá limitado en su propósito de cumplir su Palabra. En este caso, según el autor de Hebreos, Abraham creía que Dios era «poderoso para levantar a Isaac aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir» (Hebreos 11.19).
Estos son tiempos en los cuales podemos vernos constantemente rodeados de crisis, tiempos difíciles. Si esperamos que Dios actúe, nosotros debemos mostrar esa misma confianza en Su bondad, evidenciada en acciones concretas que no pierden tiempo en dudas, vacilaciones, ni argumentaciones.
La fe no es la seguridad que Dios hará lo que nosotros deseamos, sino la certeza que Dios hará lo correcto, pues su voluntad es agradable y perfecta.

José Gilabert – España

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LA BIBLIA – 1 Crónicas 16:8-36

David entona un canto de alabanza a Jehová por su Pacto y bendiciones.

    Alabad a Jehová, invocad su nombre,
    Dad a conocer en los pueblos sus obras.
    Cantad a él, cantadle salmos;
    Hablad de todas sus maravillas.
10     Gloriaos en su santo nombre;
    Alégrese el corazón de los que buscan a Jehová.
11     Buscad a Jehová y su poder;
    Buscad su rostro continuamente.
12     Haced memoria de las maravillas que ha hecho,
    De sus prodigios, y de los juicios de su boca,
13     Oh vosotros, hijos de Israel su siervo,
    Hijos de Jacob, sus escogidos.
14     Jehová, él es nuestro Dios;
    Sus juicios están en toda la tierra.
15     El hace memoria de su pacto perpetuamente,
    Y de la palabra que él mandó para mil generaciones;
16     Del pacto que concertó con Abraham,
    Y de su juramento a Isaac;
17     El cual confirmó a Jacob por estatuto,
    Y a Israel por pacto sempiterno,
18     Diciendo: A ti daré la tierra de Canaán,
    Porción de tu heredad.
19     Cuando ellos eran pocos en número,
    Pocos y forasteros en ella,
20     Y andaban de nación en nación,
    Y de un reino a otro pueblo,
21     No permitió que nadie los oprimiese;
    Antes por amor de ellos castigó a los reyes.
22     No toquéis, dijo, a mis ungidos,
    Ni hagáis mal a mis profetas.
23     Cantad a Jehová toda la tierra,
    Proclamad de día en día su salvación.
24     Cantad entre las gentes su gloria,
    Y en todos los pueblos sus maravillas.
25     Porque grande es Jehová, y digno de suprema alabanza,
    Y de ser temido sobre todos los dioses.
26     Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos;
    Mas Jehová hizo los cielos.
27     Alabanza y magnificencia delante de él;
    Poder y alegría en su morada.
28     Tributad a Jehová, oh familias de los pueblos,
    Dad a Jehová gloria y poder.
29     Dad a Jehová la honra debida a su nombre;
    Traed ofrenda, y venid delante de él;
    Postraos delante de Jehová en la hermosura de la santidad.
30     Temed en su presencia, toda la tierra;
    El mundo será aún establecido, para que no se conmueva.
31     Alégrense los cielos, y gócese la tierra,
    Y digan en las naciones: Jehová reina.
32     Resuene el mar, y su plenitud;
    Alégrese el campo, y todo lo que contiene.

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